domingo, 24 de noviembre de 2024
artículo de opinión - 09 junio 2014

«Muy ufano y satisfecho publicitaba este domingo en nota de prensa el Ayuntamiento toledano que había iluminado la Avenida de Adolfo Suárez- la antigua carretera de Ávila N-403-, con 500 farolas; que servían para comunicar mejor los barrios de Valparaíso, La Legua, Vistahermosa con Buenavista, etc. Es cierto. Por fin, como aquel dicho popular, la luz se hizo, llegó la luz artificial nocturna a esta zona. Realmente entrar y salir de la ciudad desde este lugar era tercermundista e injustificada ha sido la tardanza en hacerlo, por mucho que ahora pretendan explicarlo y vendérnoslo.

Importante y necesario es que los vecinos veamos desde la Plaza de Ávila hasta la rotonda mayor de Valparaíso; también que se extienda la luz hasta la entrada junto a Mercadona, las dos rotondas, de la variante nueva, una cercana al Beatriz y la otra al hospital y barrio de las Tres Culturas. Las demás farolas se podrían comprobar su necesidad o conveniencia y probablemente se podrían apagar más de un centenar, que no son pocas.


Con el alumbrado puesto en práctica, ahora sí que se podrán usar las bicicletas en verano, como pasear, caminar, correr. Muchas cosas. Pero aún reivindicamos muchos vecinos algunas cosas: papeleras en dicha Avenida, limpieza de la misma, sobre todo, junto al carril bici, pues las hierbas se comen el mismo. Y la guinda, algo de compañía para el solitario olivo que existe en la rotonda del Chuletero. Césped artificial, rocas, algún ornamento señores que entramos en Toledo, ciudad Patrimonio de la Humanidad y es para siempre. A ver si dejamos algún detalle indeleble. Por cierto, ¡qué lástima los excrementos de los perros en la acera! No obstante bienvenida sea esta nueva mejora para la zona».

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