Ahora que se cumple un siglo desde que la fábrica de alfombras de nudo «Segontia» se instaló en la ciudad de Sigüenza (Guadalajara), la familia Toro -la mayor parte de cuyos miembros trabajó en ella llegando después a ser su propietaria- ha cedido parte de sus útiles, enseres, recuerdos fotográficos y tesoros documentales para recrear con todo ello y en una de las salas de la Casa del Doncel, cómo era y qué trabajo se hacía allí. La muestra, que recibe el nombre de «Un siglo tejiendo sueños», da pie también a recordar la historia de los telares en la ciudad de Sigüenza.
«Un siglo tejiendo sueños» despliega en sus vitrinas fondos documentales, patrones, muestras de los tejidos que se utilizaban para fabricar las alfombras, cuenta con un telar de cuatro metros con todas sus piezas, naturalmente con alfombras e incluso con originales de los instrumentos necesarios para tejerlas.
También pueden admirarse fotografías antiguas, magníficamente ampliadas, o bocetos que hace sólo unos años sirvieron de guía para que las artesanas seguntinas dibujaran y tejieran con mucho cariño las alfombras que le han dado tanta importancia a la ciudad. No en vano, algunos de los encargos fueron a parar, y todavía engalanan, diputaciones provinciales o los recibidores de los más prestigiosos hoteles de España, e incluso a manos de Eva Perón en su visita a España, según atestigua uno de los documentos que se puede ver.
[ze_summary text=»Algunas alfombras que salieron de Sigüenza fueron a parar a personajes como Eva Perón»]Algunas alfombras que salieron de Sigüenza fueron a parar a personajes como Eva Perón[/ze_summary]En Sigüenza el tejido artesanal de alfombras de nudo tiene casi dos siglos de existencia y una tradición muy arraigada en la población, que arranca de los tejedores de bayetas y paños de finales de la Edad Media. Técnicas y materiales fueron evolucionando en el tiempo hasta llegar a la creación de talleres de hilado de lanas y telares para anudar alfombras en época ilustrada, gracias al apoyo de la Sociedad Económica de Amigos del País de la ciudad de Sigüenza y al impulso político de la monarquía ilustrada. Fue el rey Carlos III quien favoreció el desarrollo de telares y especialmente la incorporación de mano de obra femenina.
La artesanía de los telares se fue convirtiendo en una actividad mayoritariamente femenina, donde niñas desde muy temprana edad empezaban su aprendizaje hasta convertirse en excelentes tejedoras, dejando las duras tareas agrícolas en manos masculinas.