Preuniversitarios llegados de diferentes puntos geográficos del país aprenden en el mes de julio en Ciudad Real a construir y programar un robot móvil. Su brillante expediente académico les ha permitido participar en los Campus Científicos de Verano, una iniciativa de carácter nacional que busca despertar la vocación científica y al que la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) se ha sumado a través de su Campus de Excelencia Internacional, CyTEMA, con cuatro programas.
La maqueta de un circuito extendida sobre el suelo aguarda la llegada de los prototipos que tendrán que librar la batalla. Se trata de un conjunto de robots provistos de ruedas y de sensores analógicos de infrarrojos que les permiten ver líneas y tomar decisiones ante bifurcaciones. Comienza la carrera y todos luchan por el mismo objetivo: completar el recorrido en el menor tiempo posible y sin salirse de la delimitación marcada.
Sólo uno lo consigue. Es el robot construido y programado por Lucía Casado Picaporte, una joven madrileña de 16 años que durante una semana ha participado junto a seis compañeros más en el Campus Científico de Verano ‘Robótica con hardware libre’, uno de los cuatro con los que la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), a través de su Campus de Excelencia Internacional –CyTEMA–, participa por primera vez en esta iniciativa impulsada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt) y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (MECD), en colaboración con la Obra Social La Caixa.
Aunque como en toda competición sólo uno puede llevarse los honores, el grupo no puede estar más satisfecho. Los cuatro chicos y tres chicas que lo integran han conseguido alcanzar la meta inicial de esta actividad formativa: aprender los aspectos fundamentales que integran la robótica y la informática para después ser capaces de construir y programar un robot dotado con la inteligencia suficiente para desempeñar la tarea para el que fue creado.
Un logro que a todos ha ilusionado, hasta el punto de que hay quienes se cuestionan qué estudiar en el futuro pese a que cuando comenzaron el programa lo tenían más que claro. «He aprendido muchas cosas y he descubierto que la robótica tiene muchas más aplicaciones de las que creía inicialmente», explica Manuel Jiménez, un joven de Córdoba atraído por la informática, pero convencido desde pequeño que lo suyo era la Medicina, si bien tras participar en este campus y a un curso de ingresar en la Universidad ahora lo deja en suspenso.
A su lado, la triunfadora, Lucía, viene a confirmar las palabras de su compañero y a elogiar esta experiencia «tan buena, que me ha sorprendido a mí misma, pues me creía una negada para la robótica y la automática». Los culpables, «para bien», tal y como matiza, son los profesores de la UCLM participantes en este proyecto. «Los he visto muy interesados en su trabajo y eso lo transmitían en sus explicaciones, contagiándonos su ilusión y sus conocimientos», explica Lucía, quien acaba de tomar la decisión de que el trabajo final del Bachillerato Internacional que cursa versará sobre robótica.
La base para obtener buenos resultados la tiene. En este campus científico de verano, celebrado en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Ciudad Real bajo la coordinación del profesor Andrés Salomón Vázquez, los estudiantes han aprendido de forma visual y práctica qué es un robot, cómo se hace y los distintos tipos que existen. Asimismo, han aprendido nociones de mecánica, a utilizar una impresora 3D, el funcionamiento de los microcontroladores –el cerebro de robot-, a programar dispositivos móviles Android y han conocido Arduino, una plataforma de hardware libre muy utilizada en ámbitos de investigación y de la industria y que es la que utilizan los robots. Por último, y antes de la demostración práctica final de su creación, a los alumnos se les ha introducido en el mundo de los sensores analógicos y en los métodos de programación de robots móviles.
La tarea, ardua en un principio, se ha visto facilitada en todo momento por la «motivación» y la «excepcionalidad» de unos estudiantes preuniversitarios «brillantes», con una nota media cercana a 10, que han sido capaces de absorber las explicaciones sin problemas. Así, no es para menos que el profesor Andrés Salomón Vázquez se muestre «gratamente sorprendido» y convencido de que entre ellos puede estar «la cantera de la robótica».
Junto a la introducción en cuestiones «tan de moda» como la programación de dispositivos móviles, la impresión 3D o el hardware libre, el profesor responsable de la actividad explica que la misma ha permitido abrir las puertas a la investigación a un grupo de jóvenes «curiosos ya por naturaleza» y despertar quizás su vocación científica, tecnológica e innovadora, objetivo éste que persigue el programa nacional de los Campus Científicos de Verano. Asimismo, ha permitido mostrar la labor investigadora que se desarrolla en la UCLM, en este caso en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales, centro activamente involucrado en la robótica educativa a través de distintas iniciativas.
La última, este ‘campamento de verano’ en el que Lucía se «quedaría para siempre». De él se despide con un mensaje para a quienes el año próximo se les brindará la oportunidad de participar en el programa nacional: «intentadlo y no la desaprovechéis, aunque no os den el campus elegido en primer lugar, siempre es bueno aprender cosas buenas». Habla por experiencia propia. A ella le concedieron el que marcó en tercera opción, sin embargo, «repetiría».