Alonso Quijano existió, fue coetáneo de Miguel de Cervantes y vivió en El Toboso (Toledo) hacia 1584, según los recientes documentos hallados por el investigador Javier Escudero en el Archivo Histórico Provincial de Toledo.
Este Alonso Quijano aparece en un documento notarial el 17 de junio de 1584: hizo una permuta de terrenos en el camino de El Toboso a Mota del Cuervo (Cuenca) y tuvo como testigo a Francisco de Acuña, un hidalgo cuyas andanzas desveló Escudero hace unos meses y que pudo ser la persona en quien se basó Cervantes para Don Quijote.
En plena celebración del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote, Javier Escudero ha mostrado a Efe los documentos que ha encontrado sobre Alonso Quijano y ha explicado que encontrar a este vecino «acerca más la historia nuclear del Quijote a El Toboso».
Este Alonso Quijano es el primero que se localiza en La Mancha. El que se conocía hasta ahora -según la propuesta de Astrana Marín de 1948- era un fraile agustino muy anterior a Cervantes (murió antes de que naciera el escritor) y situado en Esquivias, un municipio demasiado alejado de El Toboso.
«Creo que la mayor parte de los personajes de la historia nuclear del Quijote son reales, existían, eran coetáneos de Cervantes», asegura Escudero con entusiasmo. De hecho, Alonso Quijano (que daría nombre a Don Quijote) y Francisco de Acuña (que sería el modelo) se conocieron, como lo atestigua el documento.
Poco más ha descubierto, hasta el momento, Escudero del verdadero Alonso Quijano; ni rastro de hermanos, hijos, matrimonio, nacimiento o muerte, aunque «vemos que fue un hombre lo suficientemente curioso como para que Cervantes se fijara en él», incide.
Este historiador, que el año pasado desveló el lugar en el que se alzaba el mesón donde se armó caballero Don Quijote de la Mancha y varios documentos que avalaban en quiénes se basó Cervantes para la historia del Quijote, está convencido de que Cervantes «se empapó» de un entorno manchego real, con hidalgos venidos a menos.
Tiene claro que cuatro siglos después aún hay pendiente una investigación «de meses o de años», de pesquisas por archivos municipales y parroquiales, buscando referencias a todos esos personajes que aparecen en la universal obra.
Precisamente buceando en archivos, Escudero se ha topado con otro personaje «sorprendente» también real: Cide Hamete Benengeli, el autor arábigo al que Cervantes atribuye la historia del Quijote (capítulo IX) y que aparece, en carne y hueso, el 19 de mayo de 1585 en el archivo parroquial de El Toboso con el nombre de Miguel Berenguel bautizando a su hijo y con el alcalde del pueblo como padrino.
Hace una década el hispanista egipcio Mahmud Ali Makki apuntó la posibilidad de que Cervantes se hubiera topado con un personaje real llamado Berengeli o Berenguel en sus viajes por Levante o La Mancha, que le hubiera inspirado.
Sobre este segundo personaje real encontrado, Escudero afirma que su apellido es «extrañísimo» en La Mancha, «una rara avis», y lo que corrobora es que Cervantes «está reflejando a los principales peones de esta sociedad rural».
Este historiador madrileño vinculado laboralmente a Socuéllamos (Ciudad Real) admite que algunos de sus descubrimientos serán muy acertados y otros simplemente interesantes, y se sorprende de que durante estos cuatrocientos años no se haya «buscado» en los archivos sino que la «pelea» haya sido encontrar el ‘lugar de la Mancha’.
La conclusión que está extrayendo de sus investigaciones es que Cervantes «bebió de muchas fuentes», como todo escritor con multitud de experiencias, y utilizó personajes de varios lugares, pero el núcleo de la historia está centrado en El Toboso y los pueblos próximos.
Escudero delimita el ámbito temporal de los personajes centrales del Quijote entre los años 1581 y 1585 en la zona de Miguel Esteban, El Toboso y Quintanar.