Con una historia que se remonta al siglo XVI, el Tejidillo, Acolchado o bordado de Navalcán (Toledo) -pues tiene varios nombres- se erige como un gran activo cultural y singular en Castilla-La Mancha y en la comarca en la que se asienta: la Campana de Oropesa.
Navalcán es un pueblo perteneciente a de la comarca de Talavera de la Reina con una gran tradición histórica y ganadera en el que sus prácticas culturales y pasado local e individual han construido su memoria y dado valor a su herencia material e inmaterial. Así, la manifestación cultural del Tejidillo se reconoce por hundir sus raíces en las tradiciones ancestrales y por transmitirse de generación en generación.
Un patrimonio que ha ido evolucionando y transformándose, siguiendo las pautas de los nuevos modelos impuestos por el devenir histórico, y que también supone un activo económico vital para impulsar el desarrollo sostenible del sector de la artesanía, así como en un elemento clave a la hora de atraer turismo a la comarca.
Zapatos con el bordado de Navalcán (Toledo). Foto: Portal de cultura de Castilla-La Mancha
Forma parte de la memoria colectiva de la población castellanomanchega y refuerza los lazos identitarios, infundiendo un sentimiento de pertenencia a nuestra cultura tradicional, formando parte del patrimonio cultural inmaterial de Castilla-La Mancha.
El Acolchado navalqueño nace en el siglo XVI
Esta actividad textil única se remonta, al menos, al siglo XVI, según informa el portal de cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. La denominación de Acolchado responde al uso del mismo para la decoración de colchas y la de Tejidillo hace referencia al tipo de labor que sigue la técnica de entretejido o zurcido.
Lo singular de este método consiste en pasar la hebra de arriba abajo, saltando un hilo y haciendo hilvanes de distinta longitud, según el modelo a seguir. Se ejecuta por el revés y se hace ve por el derecho, logrando un bordado a dos caras, mientras que los motivos van distribuidos en franjas semejando los tejidos de telar. La ausencia de esquinas indica la antigüedad del bordado, puesto que para ejecutarlas es preciso utilizar espejos que ajusten perfectamente el dibujo. El resultado es una labor primorosa y compacta, ya que las pasadas van de hilo en hilo del tejido base.
Se aplica en bolsos, zapatos, cojines, sábanas…
Bordado de Navalcán (Toledo). Foto: Portal de cultura de Castilla-La Mancha
También en el Traje de Vistas de Navalcán, un atavío de gala de carácter festivo y ceremonial, dada la riqueza y ornamentación de sus prendas. En su origen era un traje nupcial utilizado por la novia, la moza madrina y las mozas en la celebración de la boda y era un medio de exhibición, relevancia social y honorabilidad familiar.
Se clasifica en tres tipos diferentes: El Traje de Vistas propiamente dicho, El Traje de Novia (Ceremonial y singular de Vistas) y el Traje de Moza Madrina.
Traje de Novia y Traje de Moza Madrina de Navalcán (Toledo). Foto: Portal de cultura de Castilla-La Mancha
Las mujeres vestían diferentes modelos para cada momento dependiendo del momento de la ceremonia. El traje pervive a día de hoy, pues las navalqueñas lo siguen utilizando en actos festivos.
En el XVIII fue cuando la vestimenta quedó definitivamente configurada.
Ambas manifestaciones, el Tejidillo o Acolchado y el Traje de Vistas, forman parte del patrimonio cultural navalqueño y se muestran como un elemento de homogeneidad. Su diseño, colores, técnicas, utensilios, tejidos, modelos…. permitiendo reconocer la identidad cultural tan singular e inconfundible de Navalcán en dichas producciones.
El Tejidillo de Navalcán es Bien de Interés Cultural desde 2024
En abril del año 2024, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha otorgó al bordado navalqueño la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC), un reconocimiento que se justificó en la labor de los ciudadanos de la región, y en especial de Navalcán, por preservar esta significativa manifestación cultural que hay que proteger para que continúe pasando de generación en generación.
