Este año el Cine Club Municipal de Toledo está de enhorabuena y es que en 2016 se cumplen 35 años de su nacimiento, un tiempo en el que ha sido referente del séptimo arte y una actividad cultural que en la ciudad tiene fieles seguidores, llenando las salas de proyección con una media de 600 personas a la semana.
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La historia del Cine Club de Toledo no se entiende sin la figura de Felipe Hernández Ponos, a quien -con el primer ayuntamiento democrático presidido por Juan Ignacio de Mesa– le encargaron en 1979 que presentase un proyecto. El propio Hernández Ponos explicaba a Encastillalamancha.es que él ya venía haciendo un pequeño cine club en la sede del Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo junto a otros compañeros aficionados al cine.
Pasaron dos años desde que presentó el proyecto hasta que comenzó a funcionar un 4 de noviembre de 1981 y lo hizo con un ciclo de cine español de cinco películas: «Tamaño natural» del director Luis García Berlanga; «Queridísimos verdugos», de Basilio Martín Patino; «La Vía Láctea», de Luis Buñuel; «A un dios desconocido», de Jaime Chávarri; y «Las truchas», de José Luis García Sánchez.
Recuerda como si fuese ayer que el segundo ciclo estuvo dedicado a títulos alemanes, por aquel entonces un cine totalmente desconocido en España y que entraba con fuerza en el panorama nacional. Se proyectaron títulos como «Nosferatu, vampiro de la noche», dirigida por Werner Herzog, o «El matrimonio de Maria Braun», de Rainer Werner Fassbinder.
Sus inicios también han estado marcados por los ciclos de cine dedicados a Humphrey Bogart o Alfred Hitchcock. Fue histórico el día que se ofreció el film franco-japonés «El imperio de los sentidos», dentro del ciclo «Temas de nuestro tiempo». No se había estrenado en Toledo y la expectación que creó fue tal que un pueblo cercano a Toledo llegó a fletar un autobús para que sus vecinos viniesen a verla.
Fue en los años 90 cuando surgió la idea de dejar de poner películas antiguas -la televisiones también comenzaron a ofrecerlas en sus parrillas- y de optar por trabajos más recientes, en versión original y, en muchos casos, que no llegaban a ser estrenadas en Toledo. «Se pusieron las bases del funcionamiento actual del Cine Club Municipal», explicaba Hernández Ponos.
Otro momento importante fue cuando en el año 2005 se decidió extender las proyecciones a otros barrios, primero a la sede de la CCM, en la calle Ocaña, y al poco tiempo al barrio del Polígono. «Llegamos a pensar que no íbamos a obtener buenos resultados pero ocurrió todo lo contrario y aumentó el número de asistentes».
Si por algo se caracteriza el Cine Club Municipal de Toledo es por la fidelidad de sus espectadores. Cada semana -los lunes en la sede de la CCM en la calle Ocaña a las 20:00 horas; los martes en el Teatro de Rojas a las 19:00 y 22:00 horas; y los miércoles en el Centro Social del Polígono, a las 20:00 horas- las salas se llenan de aficionados al cine que han hecho de esta cita un referente cultural de la ciudad.
Por todo ello, en el año 2003 la Real Fundación de Toledo concedió uno de sus premios al Cine Club por la labor cultural que ha venido desempeñando en el Casco, «un recuerdo muy especial», resaltaba su creador.
El origen de los cine club en España están ligados a los foros cinematográficos que comenzaron en los años 60 y 70 en los colegios mayores. Muchos de ellos eran de mala calidad por lo que poco a poco fueron desapareciendo, permaneciendo en el tiempo, únicamente, aquellos algo más profesionalizados. Además del de Toledo, en Castilla-La Mancha hay otros que llevan muchos años funcionando, como el de Talavera o el de Cuenca.