El cineasta albaceteño José Luis Cuerda ve cada vez más difícil el panorama en el cine español y, entre los motivos, destaca el cierre del grifo en materia de financiación y la falta de interés político para que este sector vaya hacia adelante, lo que lo condena, asegura, «prácticamente a dejar de existir».
«Nos han echado encima una losa que no va a haber manera de levantarla», zanja categórico en una entrevista con EFE en su bodega de Gomariz, en Leiro (Ourense), en donde se refugia entre sus viñedos del ajetreo de los rodajes.
A escasos meses de que se estrene su nueva película «Todo es Silencio», adaptación de la novela de Manuel Rivas, ambientada en Galicia, el director y productor de filmes como «El bosque animado» y «La lengua de las mariposas» repasa la situación actual del cine español, su decisión de vivir en Ourense y cómo se introdujo en el sector del vino.
Los anunciados recortes en la financiación y la subida del IVA del 8% actual hasta el 21% suponen, a juicio de Cuerda, una pesada losa para el futuro del cine al que se le «han cerrado las ventanas a las que se podía acceder y a las que sí accede -dice- el cine norteamericano».
Aclara que hay sectores que reciben más subvenciones que el cinematográfico -«al contrario de lo que la gente cree», opina- y alude a la «mala prensa» que hay en torno al cine, por diversos intereses.
Así, apunta, que «no se dice nunca lo que recauda una película española en EEUU», porque «no interesa» ni se promociona a sus trabajadores como en el país norteamericano, donde actores como Tom Cruise, dice, son habitualmente portada.
Director de la «Lengua de las Mariposas», película ambientada en la Guerra Civil, afirma, por otra parte, que en España, «la estamos viviendo todavía» en parte por el «interés» en que «no se hable de la guerra».
«Parece absurdo que el pueblo español quiera olvidar algo que ha determinado su historia y que la va a determinar por más de un siglo, al igual que la ha determinado en todos los pueblos que han vivido estas guerras suicidas», señala.
Natural de Albacete, pero «gallego propietario», como él mismo se define, destaca su amor por Galicia y en concreto, por Ourense, donde tiene en la actualidad residencia y bodega, un caserón construido en 1529 por encargo del clérigo Alonso de Quintana, que compró y rehabilitó.
«Cuando me preguntan que por qué siendo de Albacete me gusta tanto Galicia digo que por contraste. No tiene nada que ver con mi tierra y, sin embargo, hay una parte gallega que es la del campesinado», muy similar al de Albacete, «un mundo en el que me siento muy a gusto», explica.
«Por lo menos en el campo sabes con quién jugarte el dinero o tomarte un vino. En la ciudad somos números», señala.
Su primer contacto con la ficción gallega, explica, fue «leyendo artículos de (Álvaro) Cunqueiro». Y a partir de ahí se quedó «encantado con Galicia».
Se declara «orgulloso de tener un trocito del Antiguo Reino de Galicia», en donde compagina actualmente su actividad audiovisual con el vino.
En Leiro tiene un caserón con varios viñedos, en los que produce vino blanco San Clodio, que exporta a decenas de países, entre ellos, EE.UU. y Alemania.
Entre sus objetivos está prestigiar de nuevo el vino del Ribeiro, un caldo de calidad que después de haber pasado por horas bajas, en muchos casos es igual o más maravilloso que muchos albariños, concluye.