Sus paredes alojaron en otros tiempos ricas estancias de marqueses, reyes, príncipes y de grandes artistas que han escrito páginas de historia. Hoy, sin embargo, apenas se tienen en pie. Los muros agrietados o caídos y las vigas podridas dan cuenta del estado ruinoso en el que se encuentra el Palacio de Velada, localizado en la localidad toledana que lleva este mismo nombre, un edificio que necesita de una pronta restauración para no perder una pieza importante del patrimonio inmueble de Castilla-La Mancha.
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La voz de alarma la ha dado Miguel Méndez-Cabeza, médico de la localidad y autor del blog «La mejor tierra de Castilla», quien asegura que hasta hace muy poco en su interior se apreciaban las grandes estancias, la bodega, la repostería y la sala cubierta de azulejos talaveranos del siglo XVII, hoy en el Museo Ruiz de Luna. También hay restos del estanque, de alguna reja de interés e igualmente conserva el rótulo de cuartel de milicias falangistas, destino que tuvo durante la Guerra Civil.
Este palacio, declarado Bien de Interés Cutural, fue construido en el siglo XVI por los marqueses de Velada. Tras sus dos torreones y su fachada de bellas arcadas se sabe que había grandes salones decorados con frescos, pinturas y tapices. Entre ellos destacaba el llamado «saloncito de los secretos», con paredes y techos cubiertos por azulejos talaveranos que conferían a la estancia una gran resonancia y sonoridad, se dice que incluso mejor que la «sala de los secretos» de El Escorial.
La relación entre el infante Luis de Borbón y Farnesio, hermano del rey Carlos III, con este palacio comienza en julio de 1776 cuando -invitado por los marqueses de Astorga y de Velada- decide disfrutar aquí de su larga luna de miel. Por aquel entonces no solo fue acompañado de su séquito, también del compositor italiano Luigi Boccherini.
Después de vivir durante un año en Cadalso de los Vidrios (Madrid), el infante se trasladó a petición de su esposa, María Teresa, al palacio de Velada. Sus propietarios se lo cedieron mientras el Borbón se construía un nuevo palacio en Arenas de San Pedro (Ávila). Aquí nacieron dos de sus hijos, entre ellos María Teresa, que se casó con Manuel Godoy, convirtiéndose en condesa de Chinchón. Además, en este municipo toledano pudo desarrollar sus principales aficiones: la música, las ciencias naturales, el coleccionismo y la caza.
Por este lugar pasaron nombres de la realeza como la reina de Portugal María Ana Victoria, que acudió a visitar a su hermano el infante. También estuvo Francisco de Goya, a quien Luis de Borbón -un gran mecenas del arte- apoyó en su carrera artística.
Aunque han existido proyectos para convertirlo en un hotel de lujo, lo cierto es que ni sus propietarios privados ni ninguna administración pública están frenando el deterioro que está sufriendo.