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A partir de hoy, en el Teatro de Rojas de Toledo con "El Nacional" 08/11/2012junio 13th, 2017

Ramón Fontserè, una de las almas actorales de la compañía catalana Els Joglars, habla para encastillalamancha.es antes de que el grupo vuelva a Toledo, al Rojas, con el espectáculo «El Nacional», que ya en 1993, cuando otra crisis, reinvindicaba un retorno al teatro de toda la vida, sin tanta parafernalia.
Fontseré, aquel Jordi Pujol de «Ubú, President»; aquel Josep Pla de «La increíble historia del Doctor Floit y Míster Pla; o aquel Rafael Sánchez Mazas de la película «Los soldados de Salamina», no tiene pelos en la lengua, ni falta que le hace.
Profesa su rechazo al proyecto soberanista de Artur Mas, critica la enorme subida del IVA cultural y suspira por un teatro más renacentista que el espectacular de la actualidad, como el «Don Josep» al que da vida en el Teatro de Rojas los días jueves 8, viernes 9 y sábado 10.

¿Por qué la compañía ha elegido «El Nacional» para conmemorar su 50º aniversario?


Es un espectáculo que con el tiempo desgraciadamente ha ganado actualidad y resume a Els Joglars en sus 50 años con sus elementos de humor, ironía y sarcasmo, elementos sublimes y canallas. Habla de nuestro oficio, de las políticas teatrales que se han hecho. El protagonista tiene un concepto renacentista del juego teatral, de hacer las cosas con tiempo, poco a poco.

¿No contiene una crítica hacia la consideración actual de la cultura como espectáculo?

No, trata de un arte que empezó con un señor sobre unas tablas e iluminado por unas velas que ahora se ha con vertido en una gran parafernalia monumental en esos grandes edificios; mientras el gobierno soltaba la pasta, fantástico, pero cuando han venido las vacas flacas… en nuestro espectáculo ya es un teatro en ruinas, al que van a derribar para construir una sucursal de Bankia.

La obra fue estrenada en 1993, en plena crisis. ¿Se puede comparar aquella con la actual?

No. Aquella fue época fue tras las Olimpiadas, pero fue una crisis sectorial, no era tan impresionante como esta, que según parece va a durar. Entonces montamos el espectáculo para preguntarse por qué, sin que la demanda sea tan evidente, se construyen aparatosos edificios para albergar un oficio que empezó casi con nada. El arte es el del señor, no el del envoltorio.

¿Cree que, paradójicamente, la gran crisis actual pueda devolver a la cultura a este estadio primero?

Esto no lo sé, pero sí que la crisis azuza el ingenio, despierta elementos dormidos en los artistas, haciéndolos estar más atentos y dispuestos a sacar adelante este oficio. Siempre se ha dicho que este oficio está en crisis, incluso durante las civilizaciones más antiguas. Estamos acostumbrados a la cuerda floja, pero en los últimos años nos habíamos acostumbrado muy bien y nos pensábamos que esto era jauja, que duraría toda la vida, pero la realidad nos ha dicho que ‘nanay del Paraguay’, nos ha enseñado que las cosas hay que trabajarlas y cuesta mucho. Esto lo habíamos olvidado un poco. Pero a la vez la crisis es un acicate para intentar salvar la situación.

¿Ve cumpliendo a la compañía otros 50 años?

(Risas). Ya seríamos momias… Ya lo decíamos en el espectáculo «2036», en que nos imaginábamos con 80 años. Acabábamos en el hogar del actor, en un socarral donde los jóvenes de la época nos hacían un homenaje. ¡Pero aún continuábamos siendo actores, eso no se pierde nunca! Ahora, si se descubre el secreto de la longevidad, igual duramos 50 años, pero lo dudo, vaya.

¿Este es el momento, desde que hay democracia en España, en que la cultura es peor tratada por los políticos?

Parece ser que sí. Esto del IVA no ha sido un empujoncito, sino una entrada por detrás y al tobillo. No es que no queramos colaborar en el pago de los impuestos, pero sí que podría haber más sentido común. En una revista pornográfica, por ver en ella a unos señores y señoras desaforadas y desbordadas, pagan un 4 por 100 de IVA. Se podría hacer algo más proporcional y sensato, ya que para ver un Chéjov, un Joglars o un Shakespeare hay que pagar un 21 por 100. Con todo, lo de estas revistas lo veo fantástico, porque esto ayuda a rejuvenecer la población, a llevar más gente al mundo.

¿Cuál es su personaje preferido de entre todos los que ha interpretado, si es que lo hay?

Sí, sí lo hay. Me ha emocionado y he disfrutado mucho intrepretando al escritor catalán Josep Pla, en el espectáculo «Doctor Floit y Míster Pla». Me permitió descubrir aún más la obra literaria de Pla, un artista que fue capaz de plasmar en un papel de manera sencilla las observaciones que hacía, no en vano fue un notario de su tiempo. Cuando uno lo intenta imitar ve lo dificílisimo que es hacer esto. Y por su manera de vivir, de ver el mundo, ese pesimismo optimista que tenía… Ese hombre sensato, irónico, sabio, divertido, a veces malhumorado… Su personalidad también me gustó mucho.

¿Cómo han sido las esperiencias de Els Joglars en Toledo y en Castilla-La Mancha?

Toledo es una plaza que la piso desde hace muchísimos años. También en Castilla-La Mancha hemos venido actuando desde hace mucho tiempo. Y con los años que llevamos, ya son reencuentros.

¿El público es caliente, frío?

Es un público muy agradecido y atento. En el Teatro de Rojas lo notas muy cercano porque el teatro es una bombonera, precioso, y es un público muy caliente, da gusto, porque notas el pálpito de la gente, el aliento casi, y esto para un actor está muy bien porque se siente arropado.

¿Qué piensa del proyecto soberanista de Artur Mas?

Yo ya me he manifestado sobre esto muchísimas veces. Yo soy catalán pero no catalanista. Todo esto es un montaje para tapar los grandes errores de Artur Mas, sus grandes faltas, su desgobierno, su poca autocrítica, su corrupción, todos estos elementos nefastos que han acontecido aquí. El 25 de noviembre se verá qué va a ocurrir, pero sí que han sido muy hábiles para aprovechar estos tiempos a fin de tapar todos estos problemas. Ellos van a la suya. Lo que menos les importa son los ciudadanos. Yo soy partidario de la libertad y los derechos del ciudadano. Opino como Pla, que decía que con ser catalán le bastaba, que ser catalanista le parecía una cosa hiperbólica. Soy partidario de que, por el hecho de ser catalán, de salida no tenga que enemistarme con un señor de Castilla-La Mancha o de Valencia o de donde sea. Creo en el hombre, no en los territorios.

¿Qué político actual cree que mecere una caricatura más feroz?

Aquí en España habría muchísimos. Nosotros ya tenemos la mano curtida en esto. Ya hemos hecho la sátira de Jordi Pujol en tres espectáculos, pero, tal y como está el patio, ellos mismos nos superan a nosotros.

 


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