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martes, 24 de septiembre de 2024
Imagen de las excavaciones en el Abrigo de Malia, en Tamajón (Guadalajara).
Imagen de las excavaciones en el Abrigo de Malia, en Tamajón (Guadalajara).
Nuevos hallazgos en la campaña 2024 - 24 septiembre 2024 - Tajamón

El equipo científico del Abrigo de la Malia de Tamajón (Guadalajara) no pierde la esperanza de encontrar restos humanos en futuras campañas. «Siendo conscientes de que en estas cronologías de Paleolítico superior inicial, al sur de los Pirineos, han aparecido muy pocos restos humanos, no perdemos la esperanza», según afirma el director del proyecto científico y la excavación, Adrián Pablos, que añade que a medida que se alcancen nuevos niveles, más profundos, en futuras campañas de la excavación, «esperamos entrar en cronología neandertal, y en ella, quizá, encontrar algún fósil humano».

La importancia del Abrigo de la Malia

Desde el año 2018, las excavaciones en el Abrigo de La Malia han rellenado un hiato existente hasta ahora de no ocupación humana en el centro de la Península Ibérica en un lapso temporal del Paleolítico superior. «Desde la extinción, o migración, de los neandertales (Homo neanderthalensis), hace unos 42.000 años, de la meseta hacia las costas del Mediterráneo, del Cantábrico o incluso hacia el Atlántico en Portugal, y hasta hace 27.000 años, había un vacío, sin registro humano (Homo sapiens), en la meseta», recalca Pablos.


En el abrigo de la Malia se han recuperado año tras año, desde 2018, numerosas evidencias de presencia humana, tales como herramientas líticas, o restos de animales con marcas de corte producidos por cuchillos de piedra en tres niveles estratigráficos diferentes. El análisis de los conjuntos líticos del nivel inferior y, por tanto, más antiguo, y la datación directa de restos óseos con modificaciones indudablemente antrópicas, han proporcionado una edad comprendida entre los 36.000 y los 31.000 años, correspondiente al periodo Auriñaciense del Paleolítico superior.

Por encima de ellos, el equipo investigador ha encontrado restos de una edad más moderna, comprendida principalmente entre los 27.000 y 25.000 años de antigüedad (Gravetiense), lo que sugiere repetidos asentamientos en este territorio a lo largo del Paleolítico superior.

Por último, también hay sectores de la excavación con hallazgos de la prehistoria reciente, y concretamente de la Edad de los Metales, el último período de la Prehistoria, que comprende desde los años 6000 a 1000 a.C. En el año 2024, la prestigiosa revista Science Advances publicaba un artículo, de gran repercusión mediática y alcance entre la comunidad científica, poniendo en valor y en su debido contexto los hallazgos.

Lo escribió un nutrido grupo de expertos de numerosas instituciones nacionales e internacionales, liderados por Nohemi Sala y Adrián Pablos. «En Europa hay registros de la cronología auriñaciense, pero son escasos si los comparamos con los de otras épocas de la evolución humana. El Abrigo de la Malia aumenta los hallazgos de este periodo en el contexto europeo, y lo estrena en el centro de la Península Ibérica. Su descubrimiento abre la puerta a que surjan otros yacimientos en esta área geográfica que permitan, en el futuro, demostrar una ocupación continuada de la meseta por parte de Homo sapiens durante el Auriñaciense», sigue Pablos.

Imagen de las excavaciones en el Abrigo de Malia, en Tamajón (Guadalajara).

Imagen de las excavaciones en el Abrigo de Malia, en Tamajón (Guadalajara).

Nuevos hallazgos

En las siete campañas habidas hasta la fecha, los investigadores han encontrado herramientas humanas del Paleolítico Superior, fabricadas con sílex, cuarcita, cuarzo o areniscas, pero también otras de hueso, azagayas o la punta de los proyectiles que usaban para cazar, así como restos óseos de los animales que consumían estos cazadores y recolectores, como también son conocidos los Homo sapiens del Auriñaciense, que corresponden a hace 35-32.000 años. «Todos ellos aportan la evidencia de que, al menos hace 35.000 años, había poblaciones humanas en este abrigo», afirma Pablos.

«Saber más sobre ese periodo, es una de los objetivos de las futuras excavaciones en el yacimiento del Abrigo de la Malia. Cabe la posibilidad de que, bajando, podamos encontrar cronologías más antiguas», añade el director de la excavación.

En el nivel del Paleolítico Superior, de 25-27000 años de antigüedad (Gravetiense), se han encontrado más herramientas líticas, pero sobre todo, al haberse excavado una mayor extensión de yacimiento correspondiente a este periodo, se conoce bastante bien cuál es el consumo de presas con las que se alimentaban los tamajoneros del pasado: ciervos, caballos, grandes bóvidos, como bisontes, corzos, rebecos o cabra montés. «La gran variedad de elementos faunísticos encontrados nos dan una idea del ecosistema que hubo entonces en Tamajón», sigue Pablos.

En cuanto al tercer nivel, perteneciente a la prehistoria reciente, a la Edad de los Metales, se han encontrado restos de fauna doméstica, de la que se servían y consumían estos pobladores: cabras, ovejas, vacas, caballos, pero también herramientas y fragmentos cerámicos de las vasijas y envases que utilizaban en su vida cotidiana.

Descubrimientos esta campaña

Este año, en los niveles de Paleolítico Superior, se han hallado raspadores de la piel, piezas para ser insertadas en las armas de caza, y también más fauna de la que consumían, como por ejemplo los huesos de un cánido, probablemente un lobo, no se sabe aún si consumido por los humanos o simplemente eliminado como amenaza.

En cualquier caso, el equipo científico no pierde la esperanza de encontrar restos humanos en la Malia. «Siendo conscientes de que en estas cronologías de Paleolítico superior inicial, al sur de los Pirineos, han aparecido muy pocos restos humanos, no perdemos la esperanza», afirma el profesor. A medida que se alcancen nuevos niveles, más profundos, en futuras campañas de la excavación, «esperamos entrar en cronología neandertal, y en ella, quizá, encontrar algún fósil humano».

Por todo ello, el yacimiento de la Malia, en Tamajón, es un yacimiento vivo y con proyección de futuro, «si contamos con el apoyo y la financiación institucional, como ha sido el caso, de los últimos años».

Un proyecto con varias universidades implicadas

El proyecto está adscrito al Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh), pero cuenta con la colaboración de la Universidad de Sevilla, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Alcalá, la Universidad del País Vasco, la Universidad de Salamanca, la Universidad de Murcia, el CSIC en Mérida y el Institut Català de Paleoecologia Humana y Evolució Social o la Universidad de Oviedo.

«En definitiva, son muchas instituciones y expertos en diversas áreas científicas los que nos están ayudando a sacar el trabajo adelante», señala Adrian Pablos (UCM), director del proyecto científico y la excavación, junto a Nohemi Sala (Cenieh), ha informado el Ayuntamiento en nota de prensa.

El equipo de trabajo multidisciplinar que trabaja cada verano en Tamajón está compuesto por geólogos; arqueólogos, paleontólogos o paleobotánicos. «Sin este gran equipo de trabajo, sería mucho más difícil interpretar los hallazgos y avanzar en la investigación», añade Pablos. Cofinanciadas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Cenieh, el Ayuntamiento de Tamajón, también hace una aportación anual, además de prestar apoyo logístico sobre el terreno.

Desde el año 2021, la villa serrana cuenta con el Centro de Interpretación Arqueológica y Paleontológica (CIPAT). «Nuestro sueño, y lo ideal, sería que algunos de los hallazgos que hemos encontrado aquí se expongan en el futuro en el CIPAT», afirma Pablos, sin perjuicio de que otros lo hagan en museos regionales o nacionales.

Por su parte, el alcalde de Tamajón, Eugenio Esteban, subraya el apoyo municipal a este proyecto. «Es una apuesta segura por el desarrollo rural, de la mano de científicos que revelan aquí hallazgos de repercusión internacional, como se ha visto recientemente», señala Esteban. El regidor recalca que «contamos con la infraestructura necesaria, en el CIPAT, para poner en valor los descubrimientos».

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