lunes, 25 de noviembre de 2024
Buen festejo taurino 11/08/2013junio 12th, 2017

Los diestros Víctor Puerto, Manuel Escribano y el mexicano Joselito Adame salieron a hombros en la localidad ciudadrealeña de Socuéllamos tras repartirse un total de siete orejas y un rabo.

Ficha del festejo: Toros de «Toros de La Plata», muy bien presentados, nobles pero justos de fuerza y casta. Los mejores, tercero y, sobre todo, quinto, premiado con la vuelta al ruedo.


Víctor Puerto, oreja y oreja.

Manuel Escribano, ovación, y dos orejas y rabo tras aviso.

Joselito Adame, oreja y dos orejas.

La plaza tuvo media entrada.

TRIUNFOS AL SOL

Magnífica la presentación de los Toros de La Plata lidiados en Socuéllamos, aunque todo habría sido más redondo si esa lámina exterior hubiera ido acompañada de un mayor empuje y más casta brava. Ni siquiera el toro al que se le concedió la vuelta al ruedo la tuvo, por lo que el premio se nos antoja excesivo.

Víctor Puerto se las vio con un lote soso ante el que anduvo sobrado, enjaretando alguna verónica de buen corte y sin poder ligar los muletazos, por falta de acometividad de su lote, por lo que sus trasteos carecieron de continuidad.

Buscó el calor de los tendidos de sol en el epílogo de su segunda faena. Y lo encontró, si bien poco quedará en la memoria mañana mismo.

Manuel Escribano conectó muy pronto con los tendidos, aunque el fallo a espadas en su primero dejó su balance en una ovación con saludos tras instrumentar una faena en la que faltó toro.

Sin embargo en el quinto se desquitó. Abundó el toreo de rodillas tanto con capote como con muleta, banderilleó de manera más efectiva que ortodoxa, y se ganó a los de sol con un trasteo en el que hubo naturales al ralentí antes de que el de La Plata se apagara por completo.

Joselito Adame protagonizó un primer trasteo que anduvo entre vistoso y ortodoxo, con pasajes de mano baja y cierta hondura, mientras que en el que cerró plaza, espoleado por el triunfo de Escribano, salió a por todas, llegando incluso a poner banderillas bastante dignamente.

El toro aguantó tres tandas de toreo templado y ligado antes de rajarse a tablas, donde el mexicano fue a buscarlo, también al abrigo de la solanera. Y todo ello a pesar del calor reinante. Contradictorio, pero inteligente.

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