martes, 26 de noviembre de 2024
Es obra de Ricardo Rodríguez Rodríguez 03/12/2012junio 13th, 2017

«Monicaco», «alaja», «neviscar», «deltó», «chito»… y así hasta 4.108 palabras que Ricardo Rodríguez Rodríguez ha extraído del saber popular de su pueblo, Chozas de Canales (Toledo), y de municipios cercanos para recogerlas en el libro «Hablando de lo nuestro» que ha sido presentado en el Hotel Beatriz de la capital regional. 

A través de nueve capítulos en los que el hilo conductor son las tradiciones populares, no solo de su pueblo natal sino de muchas localidades de la provincia, este ingeniero agrícola y lector empedernido cuenta el modo de vivir en las zonas rurales, cómo eran estos lugares, cómo se desarrollaba la fiesta de los toros, cuáles eran las diferentes técnicas de caza, cuál ha sido la herencia lingüística que ha llegado hasta nuestros días y cuál ha sido la que se ha perdido por el camino.


De esta forma, antiguamente -explica Ricardo- eran habituales palabras como «metomentodo», «deltó» (del todo), «chito» (juego popular que consiste en lanzar un disco metálico contra un cilindro), «alaja» (muy utilizada en Toledo capital), «frontil» (un cojín de esparto que se ponía a los bueyes para colocarles encima el yugo), «neviscar» (nevar ligeramente), «turras» (una hierba parecida al tomillo que se usaba para encender lumbre), «jiringa» (jeringuilla), «jongo» (hongo) o «garabato» (un gancho empleado para sacar objetos de los pozos). 

Otro apartado importante de esta publicación son las más de 200 fotografías antiguas que ha recopilado de vecinos de Chozas de Canales y pueblos de alrededor, una selección de las 700 imágenes en blanco y negro que ha podido conseguir y que ilustran cómo era la vida hace 50 o 60 años.

Buceando en archivos de diferentes lugares y echando mano igualmente de su memoria, también ha podido recrear cómo se disfrutaba de la fiesta de los toros en los corrales o en plazas hechas con palos; la pobreza que existía en la posguerra; la figura del «barbero cirujano», quienes, además de sus funciones habituales, se ocupaban a la atención sanitaria de los vecinos y con, excasos recursos, llegaban a extraer muelas con tenazas; el ambiente de tertulia de las barberías, cuando sus propietarios ya se dedicaban exclusivamente a menesteres de peluquero; e incluso la visión de un niño de 10 años, del propio Ricardo cuando era niño, que cuenta cómo iban en borrica a por agua y cómo era su pueblo en aquel entonces.

Ricardo Rodríguez Rodríguez ha prestado servicios, desde 1970 hasta su jubilación el año pasado, en la administración pública ocupando cargos relacionados con el sector de la alimentación. Se adentró en el mundo literario con obras especializadas relacionadas con su profesión, si bien con el tiempo llegó a dar el paso a la historia con otros dos libros anteriores a «Hablando de lo nuestro».  

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