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Restauración patrimonial tras la guerra 21/01/2014junio 9th, 2017

Estos días, y hasta el 6 de febrero, el Aula Cultural Universidad Abierta del campus de Ciudad Real acoge la exposición «Restauración y reconstrucción monumental en España 1938-1958», una muestra dirigida por la profesora de la UCLM y responsable del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha, Esther Almarcha, en la que el visitante puede observar la transformación que sufrieron algunos de los más destacados monumentos y conjuntos patrimoniales del país durante la posguerra.

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En Castilla-La Mancha se han investigado y presentado en esta exposición los trabajos realizados en la Catedral de Toledo y en el Palacio del Infantado de Guadalajara, ambos afectados por la contienda. Respecto a la primera, Esther Almarcha ponía de manifiesto los daños que los bombardeos al Alcázar produjeron en las vidrieras durante los meses en los que duró la guerra en la ciudad. «Muchos vidrios saltaron por las deflagraciones y, como consecuencia, también se tuvo que actuar en las cubiertas», comentaba.

Entre 1938 y 1958, el Estado se ocupó de la restauración de las vidrieras, una labor «que no era nueva pues desde el siglo XIX se venían restaurando y ya había referentes de cómo proceder». Esta intervención arrojó además mucha luz a los historiadores ya que se descubrió un manuscrito de cómo debían construirse e incluso se hizo uso de los hornos que se conservaban.

Según se indica en la muestra de Ciudad Real, Luis de Villlanueva fue el encargado de elaborar en 1940 el proyecto de restauración de las vidrieras. Durante los años de la guerra los restos de las mismas fueron desmontados, guardando los emplomados y todos los vidrios que pudieron recogerse. En algunas casos se completaron los ventanales con vidrios antiguos existentes y en otros se hicieron nuevos vidrios con los hornos y siguiendo las indicaciones del manuscrito.

Almarcha no olvida el componente ideológico que marcó la restauración de las vidrieras. Explica que en los tiempos en los que fue levantada la Catedral (1226) utilizar vidrios rojos suponía todo un reto técnico con el que demostrar la calidad del constructor, de ahí que este color fuese muy empleado. Sin embargo en la época franquista «no estaba bien visto usar el rojo, siendo sustituido en Toledo por el azul y el verde».

Estas labores de recuperación de vidrieras y cubiertas se prolongó hasta 1958. A partir de entonces el Estado también intervino en otros ámbitos de la Catedral, ya no afectados por la guerra, sino por el desgaste del paso del tiempo. Es así como se acometieron obras en las bóvedas, en los solados… planteándose incluso la instalación de salas para la exposición de los fondos del tesoro catedralicio.

El resultado de esta exposición es fruto de un trabajo de investigación financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y los fondos Feder y llevado a cabo por un equipo multidisciplinar compuesto por historiadores, historiadores del arte y arquitectos de 10 universidades españolas. Se divide en dos partes. Una primera es la que comprende entre 1938 y 1958, mientras que la segunda abarca desde 1959 a 1975. Destacan las intervenciones de la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones y las de la Dirección General del Bellas Artes.

Cuenta la responsable del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha que este estudio facilitará futuras intervenciones patrimoniales en los edificios y conjuntos investigados. Por otro lado, «consideramos que es importante transferir todo este conocimiento a la sociedad, de ahí que, además de haber hecho publicaciones y haber asistido a congresos, veamos necesaria una exposición». La muestra, que se inauguró en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico situado en la Cartuja de Sevilla, viajará después de Ciudad Real a Toledo -a la Facultad de Humanidades– y posteriormente a Cáceres, Zaragoza, Oviedo, Santiago de Compostela…

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