La Ermita de la Virgen del Valle, el pequeño y querido templo testigo de la historia de Toledo desde el siglo XVII, se encuentra de estreno: la base de su altar ha sido restaurada, así como la zona del manantial.
Estas obras de remodelación han sido dirigidas por el arquitecto Javier Rojo, del estudio de arquitectura anivel, bajo la supervisión del Arzobispado, y gracias a una subvención de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha para entidades sin ánimo de lucro.
Eliminación de humedades, ventilación, impermeabilización y remodelación del zócalo
Durante los últimos cinco meses, se han llevado a cabo estos trabajos de restauración de la base del altar que han consistido en sustituir parte del zócalo cerámico existente y en eliminar las humedades con morteros hidrófugos, láminas y pinturas impermeabilizantes y cámaras ventiladas.
El zócalo cerámico bajo el retablo se ha retirado y se ha aplicado este tipo de mortero. En su lugar, en los laterales, se ha colocado nuevas piezas grapeadas de mármol blancas y negras que aportan mayor durabilidad y suponen una mejora visual del ámbito.
Fotografía: Rebeca Arango.
Se ha realizado un nuevo entablamento de madera en la parte del zócalo bajo el altar para dar continuidad a la parte media, reproduciendo el dibujo, moldurado y ritmo existentes, con un friso de piezas replicadas.
Todo ello ha llevado implícito labores de carpintería artesanal de taller y fresado de molduras, así como un minucioso trabajo de pátinas de pintura (capa semitransparente que aplicamos a cualquier superficie (madera, hierro o forja) después del acabado), que han «llevado a viejo» los tonos para igualar con lo existente.
Fotografía: Rebeca Arango.
La cofradía, «volcada en el mantenimiento y embellecimiento de la Ermita»
Mantener la ermita del Valle plena de vitalidad y en perfecto estado «requiere un gran compromiso y esfuerzo por parte de la cofradía, que en la actualidad preside Juan José Gómez González», explican desde la misma.
«Son numerosas las tareas y dedicaciones que implica. Así, la conservación del edificio conlleva labores de mantenimiento (reparaciones constantes de techos, paredes, suelos y elementos decorativos), limpieza y trabajos periódicos de restauración para conservar el patrimonio histórico y artístico del edificio», recalcan.
Además, señalan que «la organización de la romería exige un complejo protocolo para coordinar las actividades religiosas, culturales y de ocio. A lo que hay que sumar las tareas de logística como gestionar permisos, seguridad, jardinería, embellecimiento, pantallas, equipo de imagen, coro musical, medallas, quínolas, bocadillos de queso, limonada, adorno floral de la imagen de la Virgen y otros muchas más».
«Honrar a la Virgen del Valle»
El equipo directivo de la Cofradía explica que, constantemente, se «esfuerza en difundir la devoción a la Virgen del Valle y en dar a conocer la ermita y la romería, a través de diferentes canales, como la página web. También afronta «los aspectos culturales y la participación en el entramado social de la ciudad».
«La Ermita del Valle es mucho más que un simple edificio religioso. Es un lugar de encuentro, un espacio donde la fe se une a la naturaleza y donde el pasado se funde con el presente. Es un lugar donde el alma encuentra paz y donde el espíritu se eleva. Es la guía espiritual de los toledanos, un faro de esperanza en tiempos de tribulación y una fuente inagotable de consuelo.
Nos cuentan que todo este esfuerzo lo realizan «con un único objetivo: honrar a la Virgen del Valle y mantener viva la devoción y la tradición de la romería. Se trata de un acto de fe y de amor hacia la Virgen y hacia la comunidad toledana».
Foto: Rebeca Arango.