Coincidiendo con el reciente 1 de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, el Archivo Municipal de Toledo ha publicado en su web un documento original de 1902 en el que el entonces concejal Tomás Gómez de Nicolás pedía la jornada de ocho horas para los trabajadores del Ayuntamiento, una moción que no prosperó y que tuvo que esperar varios años, hasta 1912, para que esta jornada fuese una realidad. El documento llegó hasta el Archivo Municipal gracias a la donación realizada por el escritor y periodista Isabelo Herreros.
A cerca de la jornada laboral de ocho horas, el periodista y escritor toledano Enrique Sánchez Lubián cuenta que en la web del Archivo que durante el primer tercio del siglo XIX, «el socialista utópico Robert Owen fue el primero en formular como objetivo de las clases trabajadoras la consecución de una jornada laboral de ocho horas, dividiendo el día en tres periodos similares y orientando los otros dos a ‘vivir’ y a ‘descansar’. La reivindicación fue recogida años después por la Asociación Internacional de Trabajadores, convirtiéndose en uno de los ejes fundamentales en el nacimiento y desarrollo del movimiento obrero. En la búsqueda de tal objetivo, millones de asalariados se movilizaron durante décadas por todo el mundo intentando conseguir tal conquista, convertida en eje central de las grandes manifestaciones del Primero de Mayo a finales del siglo XIX y principios del XX».
A nivel local, pone de manifiesto que en noviembre de 1899 la Agrupación Socialista de Toledo, fundada ocho años antes, presentó en el Ayuntamiento una petición para que la jornada laboral de ocho horas fuese aplicada a los empleados en obras municipales. Tras ser debatida en diferentes comisiones, la petición fue desestimada al ser considerada como una quimera.
«Tres años después, la reivindicación regresaría al debate local de manos del doctor Gómez de Nicolás. Lo hizo mediante esta moción en la que se proponía la creación de un cuerpo de obreros municipales competentes, cuya jornada máxima fuese de ‘ocho horas escrupulosamente cumplidas y sin tolerancias’ y con un jornal diario de dos pesetas. La propuesta fue presentada en la sesión plenaria del 28 de mayo de 1902, recibiendo encendidos elogios del presidente de la Corporación, Venancio Ruano, y siendo remitida a estudio de la comisión correspondiente».
«No tuvo mucho más éxito que la iniciativa anterior socialista y Gómez de Nicolás, como cuantos defendían tal reivindicación, hubieron de esperar hasta abril de 1912, en que el ayuntamiento toledano, a propuesta de los concejales Emilio Bueno y Ricardo Pintado, aprobó aplicar esta jornada a los trabajadores de las obras municipales, debatiéndose en aquel momento que, incluso, se extendiese a las diferentes contratas formalizadas por la entidad local».
«Esta gran reivindicación obrera tuvo su reconocimiento el día 4 de abril de 1919 cuando en la Gaceta de Madrid se publicó un real decreto, dictaminando que a partir del uno de octubre del mismo año, la jornada máxima legal sería de ocho horas en todos los trabajos. España fue el primer país europeo en fijar por ley esa mejora», continúa Sánchez Lubián.
Puede acceder al documento completo a través de este link: https://www.toledo.es/tomas-gomez-de-nicolas-y-la-jornada-laboral-de-ocho-horas-1902/
Semanario republicano La Idea
El Archivo Muncipal de Toledo también ha incorporado a sus fondos la colección completa del semanario republicano La Idea, editado entre 1899 y 1906 y del que Gómez de Nicolás fue director durante unos años.
Se trata de una de las publicaciones más representativas de los primeros años del siglo XX en Toledo, toda una herramienta para conocer aquel periodo histórico de la ciudad, especialmente, las propuestas, iniciativas y actividades de la formación política la Unión Republicana.