Los tres archivos han llegado al Archivo Histórico de Toledo en circunstancias singulares, el último de ellos hace apenas un mes cuando lo donó la viuda del historiador y profesor toledano Ruiz Alonso, que murió en enero de 2016 a los 63 años.
Los tres fondos personales que custodia el Archivo Histórico Provincial de Toledo tienen en común la posguerra y el exilio aunque sus creadores, el intelectual Rafael Altamira y Crevea, el diplomático Javier Malagón Barceló y el profesor José María Ruiz Alonso, nacieron en siglos y momentos diferentes.
Los tres archivos han llegado al Histórico Provincial de Toledo en circunstancias singulares, el último de ellos hace apenas un mes cuando lo donó la viuda del historiador y profesor toledano Ruiz Alonso, que murió en enero de 2016 a los 63 años.
Se desconoce cómo llegó a Toledo el archivo personal de Rafael Altamira y Crevea (1866-1951), uno de los grandes intelectuales españoles a camino entre los siglos XIX y XX, que estuvo propuesto para el Nobel de la Paz y que tras la guerra civil se exilió y murió en México.
La documentación fue encontrada en 2001 en un sótano del antiguo edificio de la Consejería de Educación y Cultura, en la calle Cardenal Silíceo del Casco Histórico de Toledo, y de ahí pasó al Archivo Provincial.
Su legado contiene correspondencia que recibió de personalidades literarias y culturales finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, entre ellas de Unamuno, Joaquín Costa o Francisco Giner de los Ríos, con quien colaboró en la Institución Libre de Enseñanza.
En cuanto al historiador, jurista y diplomático toledano Javier Malagón Barceló (1911-1990), que también se exilió en México y Estados Unidos, donde murió, había ordenado que su archivo no se abriera hasta el año 2011, coincidiendo con el centenario de su nacimiento.
[ze_summary text=»Los tres archivos han llegado al Histórico Provincial de Toledo en circunstancias singulares»]Los tres archivos han llegado al Histórico Provincial de Toledo en circunstancias singulares[/ze_summary]Malagón Barceló, que había sido discípulo de Altamira y Crevea, mantuvo siempre su vinculación con su Toledo natal, era académico de la Real Academia de Artes y Ciencias Históricas de Toledo y fue galardonado con la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha (1986).
En cuanto al último archivo personal recibido, el del profesor José María Ruiz Alonso (1953-2016), experto en historia contemporánea, el director del Archivo Histórico de Toledo, Carlos Flores, ha explicado a Efe que ya se puede acceder a la mayor parte de su contenido.
Está relacionado, en su mayoría, con la recuperación de la memoria histórica, la localización de fosas comunes y los nombres y datos de represaliados por el franquismo en la provincia de Toledo.
Hay mucha documentación en este archivo de Ruiz Alonso que no se ha publicado y también hay trabajos y artículos de prensa sobre la memoria histórica y las asociaciones que trabajan en este ámbito.
El conjunto consta de cuatro cajas de documentos en papel, tres ficheros y un DVD con más de 1,6 gigas de documentación informática.