El dramaturgo Francisco Nieva, natural de Valdepeñas (Ciudad Real), falleció ayer jueves en Madrid a los 91 años, según informó la Real Academia Española de la Lengua (RAE) en su página web.
«Luto en la corporación por la muerte del académico, dramaturgo, pintor y escenógrafo Francisco Nieva», señaló la RAE al comunicar el fallecimiento de Nieva, que ocupaba la silla «J» de la Academia desde abril de 1990.
El director de la RAE, Darío Villanueva, expresó en nombre de la institución las «condolencias y el pesar de los académicos por la muerte de su compañero».
En señal de duelo la bandera de la Real Academia ondeará a media asta. Además, suspendió la próxima sesión ordinaria.
Francisco Nieva estaba en posesión de numerosos galardones, como el Premio Nacional de Teatro (1979) por su trabajo en «Los baños de Argel», de Miguel Cervantes; el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1992), o el Premio Nacional de Literatura Dramática, en 1992.
El dramaturgo era autor de una treintena de piezas teatrales, además de novelas y ensayos. Entre su narrativa se cuenta «El viaje a Pantaélica» (1994), «Granada de las mil noches» (1994), «La llama vestida de negro» (1995), «Oceánida» (1996) y «Carne de murciélago» (1998).
Candidato en varias ocasiones al Premio Cervantes, que no obtuvo, cuando ya tenía 90 años Nieva cumplió en 2015 «un sueño de siempre» con la publicación de «Teatrillo Furioso», que incluye dos de sus obras inéditas hasta entonces, «Farsa y calamidad de Doña Paquitas de Jaén» y «La misa del diablo».
PAGE: «PERDEMOS A UN GRANDE DE NUESTRA CULTURA Y NUESTRA TIERRA»
Por su parte, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, dijo que con la muerte del dramaturgo valdepeñero Francisco Nieva «perdemos a un grande de nuestra cultura y nuestra tierra».
El presidente castellano-manchego manifestó en la red social Twitter sus «condolencias al mundo de la cultura y Valdepeñas, cuna natal de Francisco Nieva».
Y exprersó su recuerdo a Nieva, con quien, dijo, tuvo «el honor de compartir conversaciones en su domicilio y respetar su dimensión intelectual».
REVULSIVO TEATRAL EN LA TRANSICIÓN Y RENOVADOR DE LA ESCENA
Francisco Nieva fue ilustrador, escenógrafo, director de escena y dramaturgo, un ejemplo de «hombre del Renacimiento», que se reveló como un innovador en la forma y el contenido del teatro en la Transición y ahora ocupaba el sillón J de la Real Academia Española.
Víctor García de la Concha hablaba de este «hombre del Renacimiento» en 2007 cuando presidía la Real Academia Española y presentó la obra completa del autor de «Pelo de tormenta» y una treintena más de obras teatrales, además de novelista, cuentista, memorialista y articulista.
Un trabajo reconocido con numerosos galardones como los Premios Nacionales de Teatro (1980) y el Nacional de Literatura (1992), por «El manuscrito encontrado en Zaragoza»; el Príncipe de Asturias de las Letras (1992), el Max de Honor de las Artes Escénicas (2004), el Corral de Comedias de Almagro (2010) y el premio Valle-Inclán de Teatro (2011) por «Tórtolas, crepúsculo… y telón».
Desde 1990, ocupaba el sillón J en la Real Academia Española de la Lengua, en la que ingresó con el discurso «Esencia y paradigma del género chico».
Francisco Nieva nació el 29 de diciembre de 1924 en Valdepeñas (Ciudad Real). En 1941 se trasladó a Madrid y un año después ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Fue uno de los impulsores en España del «Postismo», movimiento que recogía el testigo artístico de las vanguardias precedentes.
SU PRIMER TRABAJO FUE DE ILUSTRADOR
Su primer trabajo fue de ilustrador en la «Estafeta Literaria». Fue entonces cuando conoció a miembros del surrealismo francés como André Bretón, al Grupo «Cobra» y figuró en algunas exposiciones internacionales (París, Bruselas, Lieja o Viena).
En 1952 trabajó para el Boletín Informativo de La Sorbona y siguió una licenciatura libre sobre la novela bretona y los libros de caballerías.
En aquella época entabló contacto con Genet, Beckett, Ionesco y Fernando Arrabal, pero fue la representación del «Galileo Galilei» de Brecht lo que le llevaría a dedicar su vida al teatro.
En París escribió obras como «Es bueno no tener cabeza», «Pelo de tormenta» o «El rayo colgado» y conoció a la que sería su esposa durante nueve años (1954-1963), Genevive Escande, un alto cargo del Centro de Investigaciones Científicas.
En 1963 compartió el Premio Polignac de Francia al conjunto de una obra con los músicos Yehudi Menuhin y Nadi Baulanger.
Creador de decorados y figurines en Alemania, Italia y España, a partir de los setenta, Nieva fue elaborando su ingente obra dramática. A esos años pertenecen «Es bueno no tener cabeza» (1971), «Pelo de tormenta» (1973), «Tórtola, crepúsculo y… telón» (1972), «Teatro furioso» (1973), «Coronada y el toro» (1973), «Teatro furioso y teatro de farsa y calamidad» (1975) y «Sombra y quimera de Larra» (1976).
Su gran momento como autor llegó al inicio de la Transición, cuando se reveló como un innovador en la forma y el contenido teatrales. La buena acogida de público y crítica de su obra «La carroza de plomo candente», en 1976, le proporcionó el Premio Mayte.
Entre 1978 y 1979 estrenó «Delirio del amor hostil» y «Los baños de Argel», éstos una adaptación cervantina que le valió el Premio Nacional de Teatro en 1980, año en que también recibió los Premios del Espectador y la Crítica por «La señora tártara».
EN LOS 80 DESTACÓ COMO DIRECTOR TÉCNICO
Premio Mariano Cavia (1992), Premios Príncipe de Asturias de las Letras (1992) y Nacional de Teatro (1992), de esta misma década son «El baile de los ardientes» (1990) o «Aquelarre y noche roja de Nosferatu» (1993), además de su labor como director de las óperas «Capricho español», de Rimsky-Korsakov, y «La vida breve» de Falla.
Dirigió el «Manuscrito encontrado en Zaragoza» (2002), «Día de Capuchinos» (2006) y «Tórtolas, crepúsculo…y telón» (2010).
Miembro directivo de la SGAE, Nieva fue catedrático de Escenotecnia de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid y profesor titular del Instituto de Teatro de Barcelona.
Premio de Cultura’07 de la Comunidad de Madrid en categoría teatral, entre sus obras figuran: el cómic «El rayo colgado» (1989); la novela «El viaje a Pantaélica» (1994); «Granada de las mil noches» (1994); «Centón de teatro» (1997); «De frailes y monstruos» (1999); y los cuentos de «Argumentario clásico» (2001).
También las memorias «Las cosas como fueron» (2002); el «Manuscrito encontrado en Zaragoza» (2003); «La mutación del primo mentiroso o el estilo que mata», «Viva el estupor/Los Mismos» y subtitulado » Dos comedias televisadas» (2005); las cuatro obras cortas de «Misterio y Festival» (2005); «Catalina del demonio» (2007); sus»Obra Completa» (2007), unas 5.000 páginas publicadas por Espasa en sus Clásicos Castellanos y «El cíclope» (2009).
En 2015, ya con 90 años, Nieva cumplió «un sueño de siempre» con la publicación de «Teatrillo Furioso», que incluyó dos de sus obras inéditas, «Farsa y calamidad de Doña Paquitas de Jaén» y «La misa del diablo».