Muy cerca de la calle Cardenal Silíceo del Casco Histórico de Toledo, el Centro de Restauración y Conservación de Castilla-La Mancha trabaja en sus diferentes talleres en la salvaguarda del patrimonio de la región.
SI NO PUEDE VER LA GALERÍA DE FOTOGRAFÍAS, PINCHE AQUÍ
Precisamente, en estos momentos está restaurando vestimenta del cardenal que da nombre a la calle aledaña, fondos pertenecientes al Museo de Santa Cruz datados en el siglo XVI. En estas piezas la restauradora realiza un minucioso trabajo por limpiar la suciedad acumulada en las prendas, reparar los descosidos y las áreas rasgadas, incorporar elementos que faltan… una labor muy delicada pero muy necesaria para conservar en buen estado estos legados históricos.
En esta misma dependencia otra restauradora observa detenidamente una escultura renacentista del siglo XVI en la que el estado de la policromia se encuentra desprendido. Necesita, entre otras cosas, una limpieza profunda y la fijación de la policromía para ser devuelta a los fondos del Museo de Santa Cruz.
En el taller de pintura, actualmente, se ocupan de un lienzo del siglo XVIII, también del Museo de Santa Cruz, obra de Francisco de Toledo; así como de un cuadro del convento de San Clemente, de autor anónimo, de finales del siglo XVII.
Este centro, dependiente de la Junta de Comunidades, se encarga igualmente de documentos gráficos, piezas procedentes de bibliotecas, archivos y museos y fondos documentales de titularidad eclesiástica tales como libros, documentos grabados, dibujos… Sobre la mesa de trabajo, la técnico tiene entre sus manos documentos, libros y grabados del Museo de Santa Cruz. Destaca un libro sobre la historia de Carlos V y estampas del siglo XVI que ilustran las celebraciones por la llegada del monarca a Bruselas. En los armarios se guardan auténticas joyas históricas en papel, como la carta puebla de Guadalmez (Ciudad Real) del siglo XV que conservaba su ayuntamiento.
En 10 años por allí han pasado en torno a 1.000 piezas, a las que hay que sumar aquellas que han sido restauradas in situ. Creado por decreto en 2007 como órgano adscrito a la administración regional, el funcionamiento del centro se remonta a unos años antes, a 2004. En este tiempo ha tenido un papel fundamental en «la puesta a punto» del patrimonio de la región y en su restauración, no sólo en relación a los fondos de los museos públicos sino también en aquellos de titularidad eclesiástica.
La calidad cultural, el servicio público y la viabilidad técnica son los criterios que siguen a la hora de elegir las piezas. En base a ellos ha intervenido en obras de gran relevancia. Resalta la restauración de un apostolado procedente de Peralejos de las Truchas (Guadalajara) atribuido a Miguel March; pinturas de Juan de Borgoña del Museo Diocesano de Cuenca como «El sueño de San José»; cuadros de Juan Correa de Vivar como «La Verónica» del convento de las Concepcionistas Franciscanas de Cuenca; y lienzos de Luis Tristán y de los alumnos de su taller.
En arqueología, en estos años, han llegado numerosas piezas de yacimientos arqueológicos. En escultura fue muy importante la restauración de la Cruz del Calvario de Alfonso VIII del Museo Diocesano de Cuenca del siglo XII, a la que se le atribuye un valor excepcional por considerarse prácticamente única en su tipología. Por último, en el taller de documentos gráficos se han recuperado los cantorales de la Catedral de Toledo; un privilegio de Alfonso X el Sabio al concejo de Alcaraz del año 1272; dibujos de Alberto Sánchez; documentos del Archivo Histórico Provincial de Toledo con la firma del Greco, Luis Tristán y Garcilaso de la Vega; y una carta de confirmación en pergamino, del año 1336, por la que Alfonso IV manda que Cogolludo y su tierra vuelvan a pertenecer a la Orden de Calatrava.
Además de la intervención sobre el patrimonio, el Centro de Restauración y Conservación de Castilla-La Mancha realiza una función de protección jurídica y gestión del inventario por la cual guarda en estanterías 45.000 fichas de inventario de bienes culturales de carácter mueble.