lunes, 25 de noviembre de 2024
Acudió el vicepresidente de la Junta 15/10/2015junio 7th, 2017

El vicepresidente del Gobierno regional, José Luis Martínez Guijarro, ha destacado en Cuenca que nuestro patrimonio paleontológico debe convertirse en uno de los grandes atractivos de Castilla-La Mancha, «tanto a nivel cultural como desde el punto de vista del desarrollo económico vinculado al sector turístico».

A la presentación el fósil acudió el vicepresidente del Gobierno regional.


Según informa la Junta en nota de prensa, el registro paleontológico de Castilla-La Mancha permite realizar un recorrido a lo largo de los últimos 500 millones de años de la historia del planeta, en el que tienen especial protagonismo dos de los yacimientos con dinosaurios más importantes de Europa Occidental como son Las Hoyas y Lo Hueco, en la provincia de Cuenca.

Yacimientos que, como subrayó el vicepresidente regional, generan «un alto potencial de atracción» y que formarán parte del plan específico del sector turístico que el Gobierno del presidente Emiliano García-Page está diseñando para la provincia conquense.

«Hace millones de años lo fuimos y queremos seguir siendo tierra de dinosaurios», añadió Martínez Guijarro, que abogó por que el denominado «fenómeno de la dinomanía» tenga especial incidencia en Cuenca. De ahí que el Gobierno regional mantenga su apuesta por el Museo de Paleontología de Castilla-La Mancha ubicado en la capital conquense.

Del mismo modo, el vicepresidente avanzó que el yacimiento de las Hoyas será el primer Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Zona Paleontológica a partir de la nueva Ley de patrimonio cultural.

Martínez Guijarro ha hecho hoy estas manifestaciones en el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, en Cuenca, donde ha tenido lugar la presentación del fósil de un mamífero ancestral encontrado en el yacimiento de Las Hoyas. Los restos de este ejemplar revelan las primeras evidencias evolutivas de pelaje en mamíferos y lo convierten en el primer mamífero completo y articulado de España con una antigüedad de 125 millones de años.

El vicepresidente regional destacó la singularidad del hallazgo y se mostró convencido de que este fósil se convertirá en «el Greco de la Paleontología de Castilla-La Mancha y queremos sacarle el máximo rendimiento desde el punto de vista turístico». Es más, los investigadores apuntan a que la importancia de este descubrimiento es equiparable, en el ámbito de la historia humana, a los hallazgos de Atapuerca.

La nueva especie, Spinolestes xenarthrosus (ladrón con espinas), pertenece a un grupo primitivo de mamíferos extintos. Los investigadores destacan que el hallazgo demuestra que, contrario a lo que se creía, la evolución del pelo, junto con otras estructuras de la piel, no ocurrió gradualmente sino que tuvo lugar simultáneamente en el origen del linaje.

El fósil conserva los bronquiolos pulmonares y el contorno del hígado, demarcando la ubicación del diafragma, lo que ?proporciona la huella más antigua del característico sistema respiratorio en mamíferos. Además, las impresiones de piel ofrecen la primera evidencia de pabellones auriculares en el registro fósil de este grupo biológico.

PEQUEÑO ESCAVADOR

Spinolestes xenarthrosus vivió hace 125 millones de años en lo que por entonces era uno de los primeros humedales tropicales del planeta, alimentándose posiblemente de insectos y larvas. Pesaba entre 50 y 70 gramos y se caracterizaba por tener el oído medio desarrollado, vértebras lumbares con múltiples articulaciones y molares con tres cúspides. También tenía melena en el cuello y una corta cresta que le recorría la espalda. Las manos, propias de los animales que se han adaptado a la excavación, sugieren un estilo de vida similar al de las actuales musarañas acorazadas.

Técnicas de microscopía electrónica de barrido (SEM), tomografía computarizada (TC) y análisis de composición mineral por energía dispersiva de rayos X (EDAX), han permitido obtener imágenes a nivel celular del tejido blando y el pelo de este pequeño excavador.

El estudio de este fósil, liderado por un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid que lidera la directora del proyecto, Ángela Delgado, ha sido publicado por la prestigiosa revista Nature.

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