El Museo de Arte Abstracto Español de las Casas Colgadas en Cuenca acoge hasta mediados de mayo la exposición «Descubrimientos Millares, 1959-1972», que recoge su obra gráfica elaborada durante un cuarto de siglo, y que supone una cierta «vuelta a casa» del artista canario al museo al que estuvo tan ligado en vida.
Así lo ha explicado el director de Exposiciones de la Fundación Juan March, Manuel Fontán, que ha destacado que la obra gráfica de Millares es «breve, pero fortísima», y que la exposición ha nacido de la «necesidad».
En este sentido, ha explicado que el comisario invitado Alfonso de la Torre, autor del catálogo, razona que ha dado pie a la muestra, «se veía frecuentemente en la tesitura de atender consultas sobre la obra grabada de Millares», y cuando se publicó el libro vieron la idoneidad de organizar la exposición.
Una muestra que ha pasado ya por Madrid durante tres meses y también por el Museo del Grabado Español Contemporáneo de Marbella, y que tras recalar en Cuenca irá a la sede de la Fundación Juan March en Palma de Mallorca.
En declaraciones a EFE, Fontán ha defendido que Millares estuvo muy ligado a Cuenca, al museo y a Fernando Zóbel, y es un artista que no sabe «adónde habría llegado si hubiese vivido 30 o 40 años más”, en lugar de fallecer con 46 años.
La exposición recoge las 75 piezas de obra gráfica del artista canario, de las que medio centenar se agrupan en las cinco carpetas artesanales a las que Millares bautizó como «Mutilados de paz» (1965); «Auto de fe» (1967); «Antropofauna» (1970); «Torquemada» (1970); y «Descubrimientos Millares, 1671» (1971), y en su mayoría realizadas mediante técnicas calcográficas y serigráficas.
Por su parte, Alfonso de la Torre ha explicado que la exposición es a la vez un recorrido por la historia de España, a través de esas carpetas, pero también por la historia de las técnicas calcográficas, «desde los primeros monotipos que parecen inspirados en las pintaderas canarias, o las técnicas serigráficas que muy tardíamente llegan a España, a principios de los años 60, de la mano de Sempere o Abel Martín«.
Asimismo, según ha resaltado, también tiene que ver con la historia de Cuenca y de la creación del museo, «el primer museo democrático, hecho por artistas y gestionado por los propios artistas».
De la Torre considera que la exposición se puede leer también de manera transversal, «habla de lo que supone ser artista, también del fracaso, y de cómo para llegar a la imagen final que vemos, se han pasado muchas vicisitudes, se han hecho pruebas…Habla de la variación, de la posibilidad de ensayar y de fracasar».
La muestra incluye también varios carteles, entre ellos la reproducción de un collage que fue cartel del Museo de Arte Abstracto o de la última exposición de Millares en el Musée d’Art Moderne de París, además de algunas pintaderas de barro cocido que forman parte del fondo de arqueología de El Museo Canario.