Cuando los ganaderos de lidia quieren cambiar el comportamiento o hechuras de su ganado bravo, utilizan una típica expresión «quité todo lo anterior…». Esto viene a ser, con matices, lo que ha pasado con la fotografía taurina de Rafael Villar, cuestión que queda perfectamente defina en la exposición «Tauromaquia», que podrá visitarse hasta mediados de agosto en el restaurante Villa Molero, en la calle Real, 116-118, de Illescas (Toledo).
Una nueva evolución en la que el autor se sumerge en formas y manifestaciones gráficas novedosas, desarrollando el concepto «TauroInstantes» al máximo, dejando que el espectador, con su imaginación, acompañe al torero, al picador o al banderillero en la finalización de la suerte.
El movimiento acompasado de toro y torero, cual ballet clásico o romántico, inmerso en la atmósfera mágica del blanco y negro, favorecen el dramatismo y la estética, potenciados por un denominador común: la sutileza de las formas.