La Real Fundación de Toledo recupera un dibujo de Victorio Macho que formaba parte del legado del escultor y que por razones desconocidas pasó a manos de un particular.
La obra, titulada El hombre bueno, pertenece a la serie La Raza, colección de retratos realizados en su juventud, entre 1910 y 1915, en donde el artista refleja, con gran maestría, los rasgos físicos y psicológicos del espíritu castellano.
Testamento de Victorio Macho
Esta obra se hallaba en paradero desconocido desde al menos 1996. Es conveniente recapitular brevemente la historia del legado de Victorio Macho en Toledo, que comienza en 1952 con la llegada del escultor a la ciudad para vivir los últimos años de su vida en Roca Tarpeya, hasta su fallecimiento en 1966.
En su testamento, Macho dona “al pueblo español” la mayor parte de su obra y expresa explícitamente que sea Roca Tarpeya el lugar en el que dicho legado debe ser conservado y expuesto. Para ello se crea la Fundación Victorio Macho, que gestionó sus fondos y el museo creado en Roca Tarpeya hasta 1987 en el que el museo es cerrado por problemas económicos.
Con el museo cerrado y las obras expuestas al deterioro y posibles expolios, transcurrieron nueve años hasta que en 1996 la Real Fundación de Toledo se hace cargo de este legado, para lo cual hubo de fusionarse con la Fundación Victorio Macho.
Es entonces cuando se restaura la casa-taller de Roca Tarpeya y -en 1999- tras tres años de obras, se reabre el museo tal como hoy lo conocemos.
Recuperación de obras en paradero desconocido
La Real Fundación de Toledo detectó, al comparar los bienes existentes en la casa con el inventario y el testamento de Victorio Macho, que había una serie de obras que faltaban, por lo que se puso manos a la obra para su recuperación.
De este modo, en el mismo año de 1996 y los años inmediatamente posteriores, la Real Fundación de Toledo logró recuperar de anticuarios y casas de subastas varias obras que habían salido de manera ilegal de Roca Tarpeya.
Entre ellas estaban dibujos como El Pastor, El Trajinante, El Hermano del Obispo, Mirentzu, El Campanero, El Nieto de Sancho y Mi sobrinillo Angelín, así como tres desnudos masculinos.
Sin embargo, quedaron en paradero desconocido varias obras muy destacables, como los bronces de El Tuerto de Béjar y El Campesino Ibérico, junto a los dibujos de El Hombre de Madera, El Sembrador, El Hombre Bueno y Aldonza Lorenzo.
En los últimos meses, la Real Fundación de Toledo localizó el dibujo de El Hombre Bueno dentro de los rastreos que, de manera constante, realiza en cumplimiento de su obligación como entidad que tiene encomendada la preservación y divulgación del legado de Victorio Macho.
Su propietario, Francisco Escudero, Anticuarios, empresa familiar fundada en 1921, realiza la donación de dicha obra en el mismo momento que se le informa de que el dibujo debería estar en el Museo Victorio Macho ya que aparece expresamente mencionado en el testamento del escultor, fechado el 13 de julio de 1966, como una obra perteneciente al legado que deja el artista al pueblo español.
Un excepcional dibujante
La Real Fundación de Toledo, además de recuperar, conservar y dar a conocer a través de la visita pública la colección de Victorio Macho, ha ampliado la colección del artista con otras donaciones, cesiones o compras.
Tal es el caso del Retrato de Ramírez Ángel, donado en 2003 por los herederos del escritor toledano; La Piedad, adquirida por el Ministerio de Cultura y adscrita al Museo Victorio Macho en 2007; el Retrato de Alfredo López Casal, cedido por la familia en 2017; o los siete dibujos comprados en el mercado de antigüedades por la Fundación o por algunos de sus Protectores.
La donación de El Hombre Bueno, realizada de forma desinteresada, permite recuperar una pieza importante de la obra de Victorio Macho que es especialmente es destacable por servir para valorar la dimensión del artista no solo como genial escultor, sino como excepcional dibujante, lo cual salta a la vista en la observación detallada de esta obra y en el resto de la serie de La Raza.
De hecho, fue una obra muy aclamada en su época, llegando a protagonizar una página completa en la prestigiosa revista La Esfera el 28 de septiembre de 1918.
Desde la Real Fundación de Toledo seguirán vigilantes «para poder recuperar el resto de obras del artista que formaban parte de su testamento e inventario con el objetivo de culminar la restitución total de su legado al pueblo español».