Una exposición en el Espacio de Arte Contemporáneo de Almagro hace un repaso hasta el mes de octubre de la obra gráfica para teatro y ópera del artista plástico, musicólogo, escenógrafo, diseñador de luces, figurinista y director de escena Simón Suárez (1947-1996), dentro de la celebración del Festival de Teatro Clásico.
Comisariada por Gerardo Trotti, «Los espacios de la luz. Legado de Simón Suárez» presenta algunas de las piezas más importantes de su legado que se encuentra en su totalidad depositado en el Museo Nacional del Teatro.
La directora del Museo nacional, Beatriz Patiño, ha explicado que esta muestra se ha dedicado a las aportaciones como escenógrafo y figurinista de este artista, y que ha sido posible de realizar gracias a la «generosidad» de su viudo, Raúl Calderón que depositó «todo este rico legado» en el museo permitiendo que este pueda realizar una de sus funciones como es la «difusión de las artes escénicas».
Una exposición que nace de la idea de «caracterizar su trabajo» a través de sus obras, ha explicado su comisario, que ha calificado a Suárez como un «artista con mayúsculas», ya que todo su trabajo se «va tejiendo de manera dramática» a partir de una partitura, en el caso de la opera, o de un libreto, en el caso del teatro. «Sabía, en un determinado momento, todo aquello que necesitaba la obra para poner en pie una experiencia artística, profunda y esencial», siendo este el valor más importante de la obra de Suarez para Trotti.
Para el comisario de esta exposición cualquiera de las obras que se muestran en el Espacio de Arte Contemporáneo de Almagro están hechas del amor a través del cual plantea la vida. La exposición se ha construido con dos óperas en las puntas, una donde la luz va hacia afuera y en otra donde va hacia dentro, planteando una dualidad de mundos, interior y exterior, tal y como el artista solía representar su obra, reflejo de la vida, ha explicado Trotti, manteniendo la atención del espectador en un «grado no usual».
Esto lo conseguía, según el comisario, haciendo, no lo que «a él le gustaba» sino lo que el guión de la obra u opera requería. La grandeza del trabajo de Simón Suárez radica en palabras de Trotti, en que lo hacía en función de brindar a los demás aquello que había «puesto en pie o podía poner en pie».
Un recorrido por las lonas que componen la exposición es descubrir «el espíritu del trabajo de Simón Suárez», tratándose de una superposición de imágenes que hablan de las cualidades que vivía a través del espacio y de los materiales, ha concluido.