El académico e historiador toledano Ventura Leblic, aunque ya jubilado, no para de hacer lo que más le gusta, investigar y escribir libros. El último ha sido “Diario de unos días en Sobrado de los Monjes” (editado por Cinco Leguas), un dietario de 15 días estivales en el histórico monasterio de Santa María de esta población coruñesa, conocida precisamente por el mismo.
Nuevo libro de Ventura Leblic
Dicho monasterio, de fundación medieval, está ubicado en Sobrado (La Coruña). El pueblo nació en torno al primigenio monasterio, y no al revés: “El pueblo se creó a partir de las dependencias de la gente que servía al monasterio”, explica el historiador.
En él, según revela el propio autor, cuenta cómo es la vida cotidiana en el monasterio y en el pueblo. Hay paisajes descriptivos de los lugares y retazos de sus conversaciones con los paisanos, residentes en la “Galicia profunda”.
«Fue un milagro…»
Leblic, un apasionado de la historia (es miembro de la Real Academia de Ciencias Históricas y Sociales de Toledo), comenta el periplo milagrosamente azaroso del monasterio, tras el que acabó en un montón de ruinas hasta que, a mediados de los años 50 del siglo pasado, y por encargo del arzobispo de Santiago, fue restaurado por el Monasterio cisterciense de Viacelli (Cantabria). “Fue un milagro que fuese reformado hasta lo que es hoy es después de cómo quedó”, constata el historiador.
Precisamente una veintena de monjes cistercienses, muchos de ellos personas con carreras diversas y de gran formación (abogados, profesores, hasta un capitán mercante, “algunos con historias muy fuertes detrás que explican cómo han llegado hasta allí”, apunta), forman hoy parte de él trabajando en una vaquería y en una fábrica de yogures e impartiendo clases, no en vano su lema es “ora et labora”.
Tres zonas
En realidad el monasterio, prosigue Leblic, incrustado en el Camino de Santiago, consta de una zona de clausura, otra abierta con un albergue para los peregrinos (“restaurado este año por la Xunta, uno de los mejores del Camino”) y una hospedería, precisamente donde vivieron él y sus esposa en el último verano durante 15 días. “Solo te exigen puntualidad a la hora de ir a comer allí y también contribuir al silencio para no molestar a nadie, no en vano la gente que acude al monasterio va buscando el sosiego”, explica Leblic.
Las conversaciones del autor con los monjes dejaron huella en el autor, que comprobó cuán azaroso puede ser el camino de la vocación religiosa.
Leblic, castellano de pro (nació en Navahermosa), pasa algunos veranos, desde hace 20, en este privilegiado lugar gallego, tan distinto al suyo natal, precisamente por eso, para disfrutar de un cambio total de vida. El autor visitó a los “parroquianos del lugar, muy abiertos, ya que están en pleno Camino de Santiago”, y con los de las aldeas ya más alejadas, “al principio reacios, pero en seguida deseosos de hablar”, recuerda el autor.
“Toledo, mis tres tías y sus barrios”
Leblic no para de investigar y trabajar. Al inicio de la pandemia publicó, también en Cinco Leguas, “Toledo, mis tres tías y sus barrios”, en realidad un ensayo sobre la historia de Toledo centrada en la intrahistoria de tres de sus barrios, donde vivió él de pequeño junto a sus tres tías abuelas: Nuncio Viejo y entorno, calle Rojas y entorno y Plaza del Seco.
“Costumbres de unos años 50 en aquel Toledo gris y sepia, la intrahistoria real de aquellos barrios (en la que aparecen personajes históricos que los poblaron), de cómo era su gente…”, explica Leblic, quien ya prepara, inquietud incansable, un próximo libro sobre los “heterodoxos toledanos”, empezando por la época visigoda.
Una jubilación muy productiva, la de Ventura Leblic García.