La ciudad visigoda de Recópolis, la única existente en España, situada en Guadalajara, junto al río Tajo, en la medieval y encastillada Zorita de los Canes, reabrirá sus puertas el próximo día 15 de agosto tras un año de cierre.
La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la Diputación y el Ayuntamiento han llegado a un acuerdo de gestión del lugar, donde continúan las excavaciones.
Un grupo de estudiantes estadounidenses dirigidos por arqueólogos españoles, a los que se sumará próximamente el especialista Lauro Olmo, proseguirán las prospecciones científicas, pues queda mucho por descubrir en este lugar exclusivo en España y en el mundo.
Recópolis hubo de ser cerrado, al igual que otros centros arqueológicos de la región ya reabiertos, como la ciudad romana de Segobriga, en Cuenca, debido a la crisis, a su insostenibilidad, al sobredimensionamiento y al gasto.
Bajo parámetros más razonables y controlados, pero prestando al visitante todos los servicios, inicia ahora una nueva andadura.
Recópolis fue construida en el siglo IV como capital administrativa y palacio de verano por el rey Leovigildo para su hijo Recaredo, quien dejó el arrianismo y abrazó el catolicismo, algo que queda reflejado en la basílica central de la ciudad, donde se halló un importante tesoro fundacional de moneda visigoda, acuñada tanto allí como en otras ciudades.
Además del palacio, la necrópolis visigoda y medieval le confieren rango de gran ciudad diseñada y realizada con intención y orgullo, así como su amplísima galería comercial, donde los más diversos oficios tenían acogida y escaparate, y se daban cita productos y manufacturas llegados de remotos lugares.
Tomada a principios del siglo VIII por los musulmanes, perseveró algunos años más aunque en decadencia, acelerada porque los árabes decidieron cambiar el emplazamiento a un cerro vecino de más fácil defensa, donde, utilizando la propia piedra de Recópolis, levantaron la espectacular alcazaba de Madinat Zorita en el siglo X.
Conquistada por los cristianos a finales del siglo XI, fue la fortaleza desde la que el gran guerrero cristiano Alvar Fañez de Minaya logró aguantar el embate de los almorávides que no pudieron atravesar el río Tajo y mantuvo allí la frontera. El puente medieval sobre el río, uno de los tres practicables con carros junto con los de Toledo y Alarilla (Fuentidueña), dio una gran prosperidad a la villa, que fue encomendada a los caballeros calatravos que allí tuvieron durante años su sede central hasta recuperar y construir Calatrava la Nueva.
En Recópolis y Zorita quedan patentes las huellas de los estilos y los siglos en una visita que las engloba y que puede tener como puerta de entrada o de salida la muy cercana Pastrana, solar y palacio de los Príncipes de Éboli, donde doña Ana de Mendoza murió presa en sus propios aposentos pudiéndose asomar tan solo una hora diaria a su balcón enrejado. Ahora se la conoce por ello como la Plaza de la Hora.
La distancia de Madrid apenas si supera una hora en coche. Desde Toledo y Cuenca son también fáciles los accesos por la A-40 hasta Tarancón.