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muy valorados por los arqueólogos 07/02/2017junio 6th, 2017

Recientemente la asociación Tulaytula, dedicada al estudio del Toledo Antiguo y Medieval, concedía al Seprona de la Guardia Civil de Toledo el premio «Clara Delgado Valero» por su labor en pro de la protección del patrimonio histórico-arqueológico de la provincia. Hace cinco años, en 2012, era el propio rey de España -por entonces Príncipe de Asturias- el que hacía entrega a estos agentes de la Medalla de Honor de la Real Fundación de Toledo en agradecimiento a la defensa del patrimonio.

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Tales reconocimientos no son fruto de la casualidad ya que, hoy por hoy, su trabajo de campo se ha convertido en la manera más eficaz de luchar contra los expoliadores y los atentados patrimoniales, haciendo en otras ocasiones de descubridores de restos desconocidos por los expertos.

Esta unidad surgió en el año 2002 con el nombre de Pacprona (Patrulla Todo Terreno de Toledo Capital) para la conservación de la naturaleza y el medio ambiente pero también para la salvaguarda de la Ley de Patrimonio Histórico. En 2012 se transformó en la Patrulla de Comandancia de Protección de la Naturaleza. Actualmente se compone de un cabo y tres guardias civiles que tienen su base en la Comandancia de la Guardia Civil de Toledo pero cuyo ámbito de actuación abarca toda la provincia, en la cual hay un total de 43 agentes del Seprona.

Desde que se puso en marcha ha efectuado 104 denuncias administrativas, cinco diligencias judiciales con seis imputados y un detenido, 35 inspecciones en obras en lugares de diversa protección patrimonial y 25 informes a diversas autoridades, todo ello relacionado con el Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha.

Aunque son muchos los atropellos que a lo largo de este tiempo han visto con su propios ojos, tanto Atanasio como Paco –dos de los agentes integrados en esta unidad- aseguran que, sobre todo a raíz de la Ley de Patrimonio Histórico, se ha avanzado mucho en la protección de estos bienes y, en lo que es más importante, en la concienciación que con los años han ido adquiriendo las administraciones y particulares. «Antes era demasiado habitual ir a una obra y que esta se estuviese acometiendo sin el correspondiente control arqueológico», comenta Atanasio, quien añade que esta realidad ha cambiado bastante.

Ambos acompañan a encastillalamancha.es al Cerro de los Palos, un enclave del término municipal de Toledo en el que a simple vista se pueden ver trincheras de la Guerra Civil. Aquí cuentan como, entre las infracciones más frecuentes, están las de aquellos que emplean detectores de metales para buscar proyectiles, armas… «En 2006 nos topamos con un profesor de instituto que estaba sustrayendo elementos óseos de estas trincheras».

Este es uno de los muchos ejemplos de las intervenciones que han realizado en su cometido de inspección, ejemplos entre los que también está la detención que efectuaron a una persona por excavar en el Cerro del Bú de la Edad de Bronce de Toledo; o cuando denunciaron a dos empresas de construcción por destruir sendos búnkers de la Guerra Civil en los parajes conocidos como «Caserío de Cañete Grande» y «Las Viznagas de Bergonza», en Toledo.

Han tenido que hacer frente a delitos tan flagrantes como la destrucción de yacimientos arqueológicos, como ocurrió en 2013 en el de Puente de Barcas, en Guadamur, y que supuso la imputación de tres personas. Atanasio recuerda perfectamente cómo, al llegar al lugar, vieron a las máquinas excavadoras extrayendo del suelo pilares y sillares de gran valor patrimonial. La historia se volvió a repetir un año después en el yacimiento de Guarrazar, también en Guadamur, hecho que supuso la imputación de otras dos personas.

Igual de flagrante fue la actuación que hace tres años –añaden- tuvo una compañía de suministro eléctrico y telecomunicaciones que, en la instalación de unos cables, no dudó en erosionar parte de un escudo heráldico en la portada de una antigua vivienda del municipio de Orgaz.

La imputación del arquitecto técnico encargado de las obras que en 2004 se hicieron en el Palacio de Eugenia de Montijo, por la destrucción de bienes patrimoniales catalogados; la intervención de una viga de madera con grabados árabes del siglo X, extraída ilegalmente de un domicilio del Casco de Toledo; y diversas paralizaciones de obras por falta de control arqueológico son otros de los servicios más destacados prestados por estos agentes.

UNA BAYONETA DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA, UN MORTERO…

Fruto de su tarea de vigilancia, los componentes del Pacprona de Toledo han sido protagonistas de importantes hallazgos patrimoniales. Así, destaca la bayoneta de la Guerra de la Independencia que recuperaron en unas obras de restauración ilícita en una vivienda de la calle Cardenal Silíceo del Casco de Toledo. Incluso en un vertedero del barrio del Polígono llegaron a encontrar una balaustrada del Alcázar de Toledo procedente de las obras que se acometieron para transformarlo en Museo del Ejército.

Más recientemente, en la Finca Quinta de Mirabel hallaron una pieza de mortero de la Guerra Civil y en el paraje de La Estrella una estela de guerrero. Su último gran descubrimiento fueron cinco sepulcros visigodos tallados en piedra en el término municipal de Menasalbas.

Por todo ello y por la experiencia y la defensa a ultranza que hacen del patrimonio, los agentes del Pacprona son muy valorados por los arqueólogos y por instituciones como la Dirección Provincial de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

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