En una fotografía de un Toledo ya pasado, que no olvidado, aparece una figura extraña, una presencia. Eduardo Sánchez Butragueño, director de la Real Fundación de Toledo y creador del blog de divulgación histórica Toledo Olvidado, se dio cuenta cuando consiguió la imagen que ahí había algo.
Ese «algo» es lo que compartió con todos nosotros la noche del domingo 20 de marzo, en el programa Cuarto Milenio, de Cuatro, en el que también participó Luis Rodríguez Bausá, investigador y escritor de Toledo. Esa presencia que se ve una fotografía podría ser una monja pálida, quieta, mirando por la ventana… ¿Quizás un cadáver? Vayamos a lo que vemos: una fotografía que muestra una figura, mirando por una ventana. Comienza el misterio, ¿qué es lo que nuestros ojos nos muestran? Sin embargo, la historia no es ni mucho menos nueva, Butragueño ya lo había contado en 2013. Empecemos desde el principio.
Toledo: historia de una foto, a continuación en #CuartoMilenio pic.twitter.com/D3AVTU5xmM
— Iker Jiménez (@navedelmisterio) March 20, 2022
Una fotografía antigua, un misterio nuevo
Toledo Olvidado es un blog creado por Eduardo Sánchez Butragueño donde rescata del polvo la historia de la ciudad que fue. Nos muestra lo que fuimos y lo que somos. Ese pasado que se ve en blanco y negro y también en color sepia. «En 2022 no es sencillo entender cómo podrían haber vivido hace 100 años, la fotografía histórica nos ayuda a ponerlo en contexto», defiende el investigador.
Esta historia comienza con un lote de fotografías históricas. Butragueño adquirió el compendio de fotografías, que pertenecían a la casa francesa Léon&Levy, y que podrían ubicarse en el Toledo de 1885. Las imágenes formaron parte de la recopilación de imágenes que forman el libro Toledo Olvidado 2.
En una de esas fotografías, la número 47 de la página 56, la que retrata la iglesia de San Ildefonso vista desde la catedral toledana, Butragueño se percató de algo inusual. «La primera impresión al ver la fotografía es de susto, de escalofrío. Recuerdo que era de noche, una noche de verano y uno no puede esperar que en una fotografía te encuentres eso y, al hacer zoom, se me heló la sangre».
Había comenzado una historia que conduciría al investigador toledano a encontrar dos pistas más que despejasen las dudas para dar paso a las certezas históricas. «Primero, identifiqué la ventana y se trataba de un convento, el de Jesús y María, y después descubrí que en esa época las monjas de ese convento se escapaban por las durísimas condiciones en las que vivían», cuenta el investigador.
La fotografía que analizamos esta noche, con una definición y nitidez asombrosa, es un escaneo de la placa original tomada en 1885 #CuartoMilenio pic.twitter.com/7g71YKyj97
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La prensa de la época, como el periódico El Liberal, documentó que las reclusas estaban en «condiciones infrahumanas» y que podían pasar seis meses a pan y agua. Ante tales condiciones, a algunas monjas no les quedaba más remedio que escapar. El mito, auspiciado por la prensa, contaba que hubo una monja que escapó por el tejado. «Se ha fugado una monja», rezan las teclas escritas a máquina de El Liberal.
¿Los ojos de sor Filomena, una mirada cadáver?
Butragueño había encontrado qué era el lugar desde donde miraba esa figura extraña. Ahora había que averiguar algún nombre, algo que hiciese que esas historias que contaba la prensa pudiesen haber ocurrido. Y aparece sor Filomena.
Sor Filomena San Plácido fue el nombre oficial de una persona de carne y hueso. «Aquí no hay lugar a la invención. Es un caso real de una monja que escapó del convento y que fue a parar al convento de Santo Domingo el Real, también en Toledo». Sor Filomena había sufrido un castigo muy severo por, aparentemente, haber robado dinero para dárselo a un sacerdote con el que tenía relación. Como datan los documentos de la época, la religiosa murió en 1901 en Santo Domingo el Real.
Lo real, lo imaginado y sor Filomena
El nombre de Sor Filomena es el punto de anclaje de la fotografía a la realidad. Al conocer la historia, las dudas crecen, sobre todo las que nacen al calor del posible retoque fotográfico para que todo encaje. ¿Podría ser un truco óptico? «La fotografía tiene una calidad magistral. No hay trampa ni cartón, es un escaneo en alta resolución. Además, la fotografía ha sido validada por un experto en imagen», argumenta el investigador.
Los ojos podrían engañarnos, los documentos históricos y los relatos de la prensa, difícilmente podrían coincidir si no documentasen algo real. «Nunca sabremos lo que vemos (una momia, alguien mirando a la catedral). El caso es que está ahí y lo bonito es que cada uno intenta ver lo que su instinto le diga que está viendo. Yo he puesto los datos objetivos, que cada uno ponga sus conclusiones».
Yo ya tengo la mía: «Hola, Filomena».