Ángel y Rosa María Llorens, dos hermanos conquenses especialistas en carreras verticales, intentarán ser los más rápidos en conquistar el próximo 26 de abril la cima del Alcázar de Toledo, en la primera prueba de subida de escalones que se celebra en Castilla-La Mancha.
En una entrevista con Efe, el atleta conquense, tres veces campeón de la célebre y mundial carrera vertical de 900 escalones de Benidorm, confirma que ha decidido incluir esta competición en el circuito de carreras que pretende realizar este año, entre ellas la subida del ‘Vértigo’ de París, de 954 peldaños.
Y en Toledo participará junto a su hermana, Rosa María, pues la prueba se realiza por parejas y ambos tendrán que subir y bajar los 370 escalones que conforman dos de los cuatro torreones del emblemático edificio.
Ángel Llorens, exciclista profesional y ahora también especialista de carreras de montaña, subraya que quiere estar en la competición toledana para apoyar este tipo de pruebas y porque es la primera vez que se celebra una carrera vertical en su región.
Llorens define las carreras verticales con dos palabras, «explosivas» y «espectaculares», y luego explica que la primera es consecuencia de la liberación de energía que provocan y la segunda por lo llamativo de los edificios donde se celebran.
El atleta conquense se entrena diariamente y apunta que «son muchas las formas de prepararse» para este tipo de carreras, entre otras, acudir al gimnasio, correr distancias cortas y, como no podías ser de otra forma, subir escalones.
Llorens suele hacer esta última parte del entrenamiento en el edificio más alto de Cuenca, un bloque de diez pisos, «lo máximo» que hay en la ciudad.
Preguntado por qué consejos daría a los corredores de la prueba del Alcázar, el atleta recomienda «apretar en la subida», es decir, subir los escalones de dos en dos porque la carrera tiene un hándicap, se sancionará con cinco segundos de penalización por cada escalón no pisado durante el descenso.
En cuanto a la indumentaria, aconseja llevar zapatillas muy ligeras, pueden ser de asfalto.
Llorens también subraya la importancia de la temperatura del edificio porque al realizar este tipo de pruebas «se rompe a sudar muy rápido» e incluso señala la importancia de que las escaleras «vayan a izquierdas o a derechas», pues por ejemplo, en su caso, está más acostumbrado a que estén orientadas hacia la izquierda.
«Todo el mundo puede participar en este tipo de carreras, la cuestión es si quieres optar a estar delante», reconoce el atleta, quien avisa de que no es lo mismo correr 10 kilómetros en asfalto que subir escalones.
El conquense consiguió en 2013 ser el más rápido por tercer año consecutivo en subir los 52 pisos del Gran Hotel Bali de Benidorm y lo hizo en 4 minutos y 38 segundos, con un margen de 14 y 33 segundos sobre el segundo y tercer clasificado.
Por su parte, Rosa María Llorens consiguió la tercera plaza de la prueba en categoría femenina con un crono de 6 minutos y 38 segundos.
Los atletas conquenses son, además, embajadores de una marca deportiva japonesa.
La carrera del Alcázar de Toledo se celebrará en la mañana del 26 de abril con motivo del Día del Libro y tendrá carácter solidario.
En la misma, podrán participar hasta un máximo de 400 corredores mayores de 14 años.
El recorrido, con una distancia total de 900 metros, comenzará y terminará en la fachada norte del edificio e incluirá la subida por las escaleras del torreón suroeste y la bajada por el torreón noreste.
En total, hay 173 escalones de subida en tramos de diez y 197 de bajada en tramos de siete, mientras que los corredores saldrán por parejas cada 60 segundos.
El ancho de la escalera es en sus tramos más estrechos de 1,45 metros.
La carrera vertical está organizada por el Museo del Ejército, la Biblioteca de Castilla-La Mancha y la empresa Anticiclón, entre otros.