El prestigioso entrenador toledano de fútbol sala Tino Pérez está de vacaciones en Torreblanca (Castellón) tras terminar su etapa en Azerbaijan, tanto en su Selección como con el equipo, el Araz Naxçivan. Ahora quiere descansar pero está a la espera de ofertas. Teniendo en cuenta cómo está todo, le «extrañaría» que tuviera una oferta en España (aunque admite que lleva tiempo fuera), pero a su favor tiene que está muy acostumbrado a hacer las maletas. Y con mucho éxito.
Le ha ido de perlas en Baku, la capital de Azerbaijan, sobre todo deportivamente. «Mejor imposible», admite. A la Selección, tras «nacionalizarla» hasta el 60 ó el 70 por 100 (ya que antes estaba llena de brasileños, «como Italia», matiza), la llevó a los cuartos de final del Europeo, encarando a Rusia, y la ha clasificado para el Mundial (es la primera participación de este país).
Y al Araz le ha hecho campeón de liga, clasificándolo automáticamente para la UEFA Futsal Cup. Lo dicho, «mejor imposible».
También vitalmente le ha ido muy bien en Baku: «Me ha ido excepcionalmente. Baku es una ciudad muy bonita, cuyo casco está muy cuidado, que tiene el Mar Caspio y una zona de edificios modernos. Hay una gran calidad de vida, mayor que en Moscú (entrenó también al Dinamo de Moscu), y se come muy bien», cuenta.
«¿Y la gente?», se le pregunta: «Religiosamente son musulmanes, o sea que no beben alcohol sino mucho té, son hospitalarios, más que los rusos, más fríos, así que he dejado muchos amigos allí», añade.
El idioma no supuso un obstáculo para él porque en Baku, aunque hablan una especie de dialecto del turco («se sienten más turcos que rusos», dice), se habla también el ruso (Tino lo habla desde su época como entrenador del Dinamo).