El Bidasoa-Irún doblegó en una gran segunda parte al Alarcos Ciudad Real gracias a una excelente defensa en la primera semifinal del play-off y mañana buscará ante más de 2.000 aficionados su ascenso a la Liga Asobal.
El partido transcurrió igualado desde el inicio porque los nervios afectaron por igual a los dos equipos y la diferencia de plantel, a priori a favor de los locales, quedaba equilibrada por el trabajo en portería de Dejanovic y Villamarín.
Bidasoa llevaba la ventaja y parecía manejar el tiempo de partido pero los nervios por no poder dejar encarrilado el encuentro empezaban a sembrar dudas en el bando guipuzcoano, los lanzamientos de los de Fernando Bolea eran erráticos y el cuadro amarillo empezó a no ver nada claro su pase a la final.
El empate a siete, con un gran gol de Sánchez Pereiro para Alarcos, puso de los nervios a los aficionados locales y sembró la posibilidad en Ciudad Real de que dar la campanada en Artaleku era posible.
Dejanovic, el portero local, sin embargo estaba de dulce y la defensa vasca también, lo que permitió equilibrar los yerros en ataque y permitió ir a los guipuzcoanos a vestuarios con dos goles de ventaja, lo que dejaba el choque abierto, como abiertas quedaban las esperanzas de ambos conjuntos de llevarse el partido.
La segunda mitad transcurrió de inicio por derroteros similares, Bidasoa daba la imagen de solvencia pero el Alarcos era más práctico y, como Villamarín estaba enchufado, el encuentro siguió muy igualado.
Bidasoa-Irún rompió el partido mediada la segunda parte, con Muiña como estilete, cogió una renta de cinco goles (14-9) y ahí acabó la resistencia de los manchegos, que se dejaron llevar de forma muy honrosa en un play off en el que pocos apostaban por su asistencia.