Andreu Linares: como su hermano Joan, uno de los nombres más ilustres del fútbol sala español y mundial, nada menos. A diferencia de Joan, que aún coquetea con volver al parqué, él no echa de menos sus años de jugador. Está lleno de ilusión en su nueva etapa de entrenador del Ciudad de Toledo juvenil. Como técnico, es tan ambicioso como lo era de jugador. Y ojo que, como él mismo recuerda, como jugador cumplió todo lo que se propuso. Ahora quiere llegar a ser entrenador de Primera División.
Andreu Linares, «hijo» deportivo de Javier Lozano, habla de él maravillas. Para resumir su buena (y exitosa relación, sobre todo deportiva), espeta esta frase: «Él sabía que nunca le fallaba y así ha sido».
Campeón del mundo y la Eurocopa, entre muchos otros éxitos, Andreu Linares es ahora un entrenador profesional y ambicioso.
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¿Cinco de cinco victorias con el Ciudad de Toledo juvenil. ¿Inmejorable, no?
Sí, hemos arrancado la liga mejor de lo esperado en una categoría, la madrileña, muy difícil. Ganamos a uno de los favoritos en su casa, Las Rozas Boadilla. El equipo está muy bien, las perspectivas son buenas y estoy muy contento con el equipo que tengo. Tengo 14 jugadores que habrá que tenerlos muy en cuenta en el futuro.
¿Cuál es el objetivo teniendo en cuenta que el equipo tiene que jugar en Madrid?
En Castilla-La Mancha no ha salido liga nacional juvenil. Valoramos quedarnos en Toledo para jugar la liga provincial, una categoría no acorde a nuestras ambiciones, y decidimos apuntar al equipo en la liga de Madrid, más competitiva e igualada. De momento está saliendo bien.
Entonces, el equipo no va a poder jugar el Campeonato de España, ¿no?
El Campeonato de España lo juega la categoría Nacional Juvenil y nosotros estamos en la Primera División, la posterior a la Primera Nacional. Creo que es así. Si quedamos campeones, ascenderíamos a Nacional Juvenil, con lo que el año próximo sí podríamos jugar el Campeonato de España. El objetivo es quedar campeones. Nos dan a favoritos junto a Boadilla, Móstoles y a Aranjuez.
¿La experiencia como entrenador del Bargas fue positiva?
Sí. Cumplimos los objetivos y fueron los primeros que me abrieron las puertas para entrenar. A Ramón Mena siempre le estaré agradecido. Pero ahora estoy con un nuevo objetivo igual de motivante e ilusionante, con la idea de que en un futuro surja esa oportunidad y pueda entrenar en Primera División, que sería mi objetivo y mi ilusión.
¿Ese es su gran objetivo, pues?
Sí, me gustaría probarlo, por supuesto. Ya son casi cuatro años como entrenador. Ya de jugador me ponía metas: quise jugar en División de Honor y lo cumplí, vivir de este deporte y lo cumplí, llegar a la Selección y lo cumplí, ser campeón del mundo y lo logré. Ahora como entrenador, igual. Veo muchos vídeos, observo a los entrenadores y adquiero muchos conocimientos en busca de mi meta, entrenar en Primera División, en la élite, claro.
¿Le resulta muy útil para entrenar haber sido antes jugador?
Por supuesto. Es lo más importante. Esa base, ese aprendizaje… he mamado un vestuario y sé lo que se debe transmitir a los jugadores. Hay entrenadores que técnica y tácticamente pueden ser muy buenos pero no saben cómo llevar un vestuario, y es que es igual de importante una cosa que otra. Esa sabiduría de que hablo hay que tenerla de cuenta.
¿Hay muchas diferencias entre los séniors y los juveniles?
Las hay en cuanto a la edad y la fuerza, pero para mí la exigencia y la seriedad es la misma, ¿eh? Esto va con mi personalidad. Para mí la disciplina es muy importante. Todo es alta competición según te lo tomes.
¿Cómo ve liga? ¿Opina como su hermano Joan que no va a haber sorpresas, en el sentido del dominio del Barça con El Pozo Murcia e Inter Movistar a rebufo?
En la liga hay un claro favorito, que es el FC Barcelona Alusport. Por potencial de plantilla está más preparado para las rotaciones y sobre todo de cara a un play-off por el título a cinco partidos. La Supercopa o la Copa son diferentes, donde te puede salir un partido malo. Pero en competiciones normales, el Barça tiene años por delante para reinar.
La crisis está obligando a emigrar a los profesionales. ¿Cómo está afectando a este deporte?
Sí, eso es positivo, en el sentido de abrir fronteras con los mejores jugadores y entrenadores. Por eso nos reclaman desde fuera para enseñarles el camino, pero es verdad que ya no vienen los brasileños que venían antes para marcar diferencias y muchos de los españoles tienen que emigrar. La crisis no nos es ajena, como en otros deportes: en balonmano ha desaparecido la femenina, en el masculino han desaparecido equipos de mucha historia…
¿Y por qué es España desde hace tanto tiempo una potencia mundial de este deporte?
Trabajamos mucho desde la base y tenemos buenos entrenadores y jugadores. Los resultados llegan desde el trabajo, no por casualidad. La pena es no ser olímpicos, porque medalla asegurada la tendríamos, solo el color habría que ganarlo. Es una pena que no nos reconozcan. Es una espinita clavada que yo tengo después de haber jugado mundiales y europeos… con tanta gente que sigue este deporte.
Vamos al Mundial. ¿Selecciones favoritas?
Por supuesto que España, la primera. Luego Brasil, actual campeón, y Rusia.
Hablando de sus orígenes. ¿Cómo comenzó a jugar?
En el colegio, desde los cuatro o cinco años, en el Sant Andreu, con mi hermano. Después en un club del barrio y el Barcelona, con 18 años. Pasé directamente de juvenil a División de Honor.
¿Echa de menos su etapa de jugador?
No. Para nada, porque yo me ilusiono y me motivo con retos. Cuando lo dejé fue algo muy pensado. No lo echo de menos. Sigo en contacto con este deporte y ahora lo puedo transmitir como entrenador. Me motiva mucho más enseñar y dirigir que no jugar, esa etapa ya pasó.
¿Su entrenador favorito, de todos los que tuvo?
Javier Lozano. Por mucho. Es un padre para mí. Me ha aportado muchísimo a nivel deportivo y humano. Me daba el azote cuando sabía que me lo tenía que dar y una palmadita cuando me lo merecía. Y en momentos difíciles, de responsabilidad, cuando los jugadores muchas veces dan un paso atrás, él sabía que yo era de los que daban el paso adelante. Y me lo ha demostrado: como en la final que ganamos a Brasil, con gol de oro mío, o en Singapur, decidió que yo tirara el penalti, o en la semifinal del Mundial de Taiwan, cuando eliminamos a Brasil, me permitió tirar un penalti… Él yo sabía que nunca le fallaba y así ha sido.
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