Como no podía ser de otra forma, la cara de Antonio Acosta, entrenador del CD Toledo, tras el descenso del equipo a Tercera División, era la imagen más certera de la desolación: ojos rojos, hundidos, huidizos, perdidos, y una voz apenas inaudible. Pero dejó dos afirmaciones rescatables. Cuando fue preguntado sobre su futuro inmediato y de cara a la próxima temporada, contestó primeramente: «No lo he valorado. Estoy muy dolido». Pero se le insistió cuando fue requerido sobre la posibilidad de que siguiera entrenando al Toledo: «Yo estoy abierto a todo. A otro club quizá sí, pero al Toledo no me importaría entrenarle en Tercera».
Tras ello, llegó una primera reflexión tras el drama: «Quizá no vuelva a coger a otro equipo en las últimas jornadas».
Más reflexiones. Preguntado sobre la lógica o no de otros resultados dados en la jornada, contestó: «Puedo responder con lo que pienso o con una mentira. Elijo lo segundo: en fútbol puede ganar cualquiera».
Tras esta mínima concesión que se dio, pasó a felicitar a todos los equipos a los que la jornada les sonrió.
Agregó que era una «pena que el Toledo bajase, que un club como este juegue en Tercera, un club saneado», y se despidió con un agradecimiento al «comportamiento de los medios».
SETIÉN, TÉCNICO DEL LUGO, MUY CRÍTICO CON EL ÁRBITRO: «PUDO SER UN ESCÁNDALO»
Por su parte, Quique Setién, entrenador del Lugo, fue muy crítico con el árbitro, Perdigones Pacheco, de cuya actuación dijo que, de haberse jugado su equipo algo importante, «habría pasado algo». Repasó jugadas en las que creyó que su equipo fue perjudicado: «En el primer gol se colgaron de un jugador, en el primer penalti mi jugador dijo que no le había tocado… Lo del árbitro ha sido una broma. Habría sido un escándalo. No nos da igual, ya que nuestra credibilidad ha quedado en entredicho. La mayoría puede pensar que hemos venido aquí a pasar el rato».
Y tras esta diatriba, animó al Toledo a que recupere pronto la categoría «por el prestigio que tiene», enfatizó.