Otro partido que termina, primero en bronca y después, como no podía ser de otra forma, en Comisaría, tal y como pudo saber encastillalamancha.es. Todo sucedió el domingo 13 de noviembre en el campo de fútbol del Polígono de la capital regional, en el encuentro de juveniles (y esto es lo más preocupante) que disputaban el Benquerencia Toledo contra el Gerindote. Todo transcurría normalmente hasta que sobre el minuto 40 de partido…
Con 3-0 en el marcador, unas zancadillas por aquí, unas patadas por allí y… Ya estaba liada. Dos de los jugadores, uno de cada equipo, se intercambiaron algún que otro puñetazo y la historia se prolongó hasta la grada, donde estaban los seguidores (sobre todo familiares) de los chavales de ambos conjuntos. Algunos de ellos saltaron incluso al campo de fútbol y fue en ese momento cuando el colegiado del encuentro decidió que el partido había llegado a su fin y lo suspendió. Porque no era de recibo lo que estaba viendo.
Lo suspendió porque la bronca que se había montado en el campo entre familiares, jugadores y todo el que pasaba por allí no era normal, y menos en un partido de juveniles, donde la deportividad debe primar por encima de cualquier otra cosa. De hecho, tuvieron que ir efectivos tanto de la Policía Nacional como de la Policía Local para poner paz y que las aguas volvieran a su cauce.
Tras el acaloramiento inicial y la bronca final la historia acabó en la Comisaría de Policía, donde uno de los jugadores del Benquerencia denunció a otro del Gerindote. Desde luego, el ejemplo que dieron pequeños y mayores no fue de lo más ilustrativo.
Cuando el deporte se convierte en otra cosa… Malo.