La selección de Castilla La Mancha saltó al césped de Bembibre con el objetivo claramente definido, además, las opciones le eran favorables ya que el empate le daba la clasificación para la fase final. Sin embargo, antes de que el respetable tomara asiento, antes de que los astros echaran los dados para inclinar la suerte de un lado o de otro, la selección de Castilla y León ya vencía por 1-0, un varapalo que cayó como una losa en el equipo castellano-manchego. A mayor abundamiento, transcurrido un tercio del primer acto, el equipo anfitrión incrementaba el marcador anotando el 2-0.
Todo el trabajo desarrollado se había tirado por la borda en tan solo 16 minutos, y es que el fútbol es así de caprichoso. No obstante, el equipo de Abraham Díaz se puso manos a la obra para neutralizar esa desventaja y el descanso sirvió para que el equipo se conjurara en un fin común: levantar el partido, y así comenzó el segundo tiempo, con unas pautas fijas.
Sin embargo, al poco de que el balón empezara a rodar, el cuadro castellano-manchego se veía diezmado numerosamente, por una rigurosa expulsión, circunstancia que se reprodujo momentos después, dejando al equipo con nueve jugadores. El equipo le echó casta y aprisionó a Castilla y León en su propia área, generando grandes ocasiones de gol, pero jugar con dos menos es harto difícil y los anfitriones se defendieron muy bien, protegiendo su portería de las incursiones ajenas.
El resultado ya no se movió y Castilla y León se proclamó primera de grupo, adquiriendo el derecho a participar en la fase final de la competición nacional. Castilla y León ya sabe lo que es ganar la Copa de las Regiones de UEFA, y ahora ha dado el primer paso para hacerse con la segunda.