O lo que ha hecho o desaparecer. Esta es la disyuntiva que tenía ante sí el entrenador y responsable del Beatriz Hoteles Amibal, Rafael Sierra, tras el reajuste económico que ha tenido que hacer por el descenso de los ingresos y a partir de lo cual los tres jugadores «foráneos», Álvaro Espino, Antonio Llopis y Lluis Valera, han pedido la baja por no aceptar las nuevas condiciones. El club se ha quedado solo con tres de sus 15 pequeños patrocinadores.
Por ello, Sierra ha subido al primer equipo a cuatro juveniles: el lateral izquierdo Alberto Relucio, el pivote Javier García, el extremo derecho zurdo Cecilio Jiménez y el también lateral derecho zurdo Jorge Díaz.
Sierra sabe que hay que adaptarse a los nuevos tiempos de crisis o morir. Asegura que las aportaciones que recibían los jugadores mencionados ni siquiera llegaban a la categoría de dietas y, por supuesto, sin contratos de por medio («la Federación obliga a ser amateur», recuerda). El Amibal sigue siendo, como siempre, un equipo amateur.
Y la situación económica había llegado a su límite, máxime después de que, de los 15 pequeños patricinadores, solo hayan quedado tres. «La mayoría no renovaron con nosotros, unos arguyendo la crisis, otros nuestros malos resultados. Nos hemos quedado bajo mínimos», confiesa Sierra, a quien ya no le queda «ninguna esperanza» de cobrar la aportación del Ayuntamiento de Toledo correspondiente a 2012: «Al final cada vez nos pedían más requisitos administrativos»…, revela.
Al final queda el objetivo de la permanencia para que «no se apague la llama del balonmano, porque no hay ayudas», proclama. Para lograrla, el técnico calcula que hacen falta «ocho ó 10 puntos» en la segunda vuelta. Ahora el equipo es 11º entre un total de 14 equipos en la clasificación de la Primera División. Solo desciende uno.