El jugador del Agrojardín Konga Madrigueras O.G.J. que agredió a un auxiliar, A.R.C. en el encuentro que enfrentó a su equipo contra el CB Villarrobledo asegura que no le propinó un «brutal puñetazo» como indicó el agredido en el acta sino que le dio una «bofetada». En todo lo demás está conforme con el relato de los hechos realizado por el colegiado.
O.G.J. está arrepentido por su acción. De hecho llamó al auxiliar para disculparse pero este, aunque aceptó sus disculpas, le dijo que va a seguir con su denuncia ya que «había faltado a su honor».
Ya mucho más tranquilo, O.G.J. da su versión del hecho, que coincide casi plenamente con el arbitral salvo en que, según el agresor confeso, no le dio un puñetazo sino una bofetada.
O.G.J., que juega de pívot explica que fue el otro auxiliar el que le dijo al agredido que le habían propinado «un puñetazo». «Fue en medio de la pista y se escuchó la palmada», asegura, y añade que «es lógico que el A.R.C. se desmayara, ya que ni la vio venir». Según su relato de los hechos, no considera que su infracción fuera falta antideportiva ya que se limitó a agarrar a un rival que le había quitado el balón en un rebote ofensivo.
Tras la decisión arbitral, prosigue O.G.J., se giró y mandó «a toma por culo» al auxiliar sin mirarle. «Hay más rigor arbitral en baloncesto que en fútbol, creo que eso se merecía una técnica, no una expulsión», afirma. Tras esto admite que perdió los papeles y en un primer momento intentó agredir al colegiado, lo que evitaron sus compañeros.
A su regreso tras el final del tercer tiempo se produjo la agresión. O.G.J. llamó ayer domingo al auxiliar para disculparse por su lamentable acción, y aunque este aceptó sus disculpas, A.R.C. le anunció que iba a seguir adelante con la denuncia ya que «había faltado a su honor».
El pívot expulsado, que ha pedido disculpas a todos por su acto, informa de que en el club, donde están «preocupados» por la dimensión que ha cobrado el incidente, le han apartado temporalmente del equipo ya que consideran que su reacción «no es coherente, normal ni lógica», máxime además teniendo en cuenta que el denunciado tiene 36 años «y está habituado al trato con el público». Hoy mismo se van a reunir los responsables de la entidad para abordar el asunto.
El jugador agresor confeso está dispuesto a acarrear con las consecuencias de sus actos, solo espera que se tenga en cuenta que hubo arrepentimiento y que se disculpó.