El Albacete no conoce de campos inexpugnables. Si en septiembre venció por primera vez en su historia en Riazor, hoy odmingo ha vuelto a romper un récord a domicilio tras una sólida actuación. Venció en el estadio Fernando Torres, el del Fuenlabrada, un feudo del que un equipo visitante no regresaba a casa con tres puntos desde hacía más de un año.
Los de Ramis demostraron su progreso asentándose cada minuto más y mejor en terreno rival. El medio del campo trenzaba y tocaba, apoyándose en banda con un vertical Dani Ojeda y en punta de lanza con un siempre batallador Roman Zozulia. Silvestre, Ojeda, Pedro o el propio delantero ucraniano probaron suerte, pero el marcador no se movió en el primer acto.
El Alba volvió de vestuarios proactivo y hambriento. En el minuto 53, en una nueva internada visitante, Pedro anotó un gol que fue anulado por fuera de juego previo. El gol no llegaba pero se estaba cociendo a fuego lento.
Aupados por más de 200 gargantas albacetistas que cantaban, animaban y daban aliento a los suyos desde las gradas del Fernando Torres, los jugadores blancos apretaban con ímpetu y fe, conscientes de que la oportunidad franca acabaría llegando. Y así fue. Cuando se alcanzó la hora de encuentro, el Alba volvió a pisar el área madrileña, mediante asistencia de Manu Fuster que cabeceó, o incluso se podrá decir que martilleó, un imperial Roman Zozulia, que adelantaba a los suyos con un remate cruzado y potente.
Ese tanto dio paso a un carrusel de cambios en ambos equipos, así como llegadas en ambas porterías que no se concretaron en claras ocasiones de gol. El Alba tiró de solidez y aguantó un triunfo vital para encaramarse, de nuevo, a los puestos más altos de la tabla.