Nos encontramos en un gimnasio de kárate en Toledo lleno, pleno, de niños y niñas aplicados, obedientes, concentrados en seguir fielmente la clase que imparte un profesor joven (32 años) y ya veterano (entrena desde los 14), Álvaro Jiménez Carmona.
En medio del gimnasio, el de la escuela y el club Kidokan, sentada plácidamente en su silla de ruedas, tranquila, feliz, se encuentra una campeona mundial de parakárate, cinturón negro primer DAN, profesora también: la toledana Isabel Fernández Jiménez, abrumada por la (lógica) repercusión que ha tenido su título. «Aquí hemos tenido campeones nacionales e internacionales, pero nunca he visto esto antes», confiesa Jiménez, quien un día, hace poco más de cuatro meses, tuvo la feliz idea de convencer a Isabel para que practicase el parakárate.
«¿Se puede»?, le preguntó Isabel. «¡Claro!», le contestó Álvaro. Al día siguiente estaba entrenando.
[ze_summary text=»Isabel lleva practicando kárate desde los cuatro años, ha crecido con él»]Isabel lleva practicando kárate desde los cuatro años, ha crecido con él[/ze_summary]