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jueves, 21 de noviembre de 2024
Óscar Cardo (izquierda) Álvaro Corrochano y Baín Gutiérrez, en el valle de Hushé.
Óscar Cardo (izquierda) Álvaro Corrochano y Baín Gutiérrez, en el valle de Hushé.
Óscar Cardo cuenta su experiencia - 28 septiembre 2024 - Toledo

Óscar Cardo, bombero del Ayuntamiento de Albacete y alpinista, estaba en plena expedición en el Valle de Hushé, en el norte de Pakistán, cuando algo en su cabeza hizo un ‘click’ y empezó todo. Vio cómo un grupo de gente buena de la Fundación Sarabastall, radicada en Caspe (Zaragoza), llevaba 24 años ayudando a un varios miles de personas de la zona que viven en condiciones penosísimas y les propuso enseñar a sus porteadores, que se sacan unas «perras» en verano acompañando a los alpinistas que vienen de otras partes del mundo para poder subsistir, a escalar en mejores condiciones, y no en las infrahumanas a las que estaban acostumbrados.


La impagable labor de la Fundación Sarabastall

La Fundación Sarabastall ayuda a estos paquistaníes en áreas básicas como la sanidad, la educación y la agricultura. Cardo, hace tres años, estaba en plena escalada al Karakórum, «una de las montañas más salvajes y agrestes», cuando se dio cuenta de las condiciones de los porteadores, «que se juegan la vida llevando bultos».

Para ayudar a estas personas hay una patrulla de rescate llamada Gongodoro Rescue Team «que hace lo que puede para bajar a la gente de un collado que está a 5.800 metros”. Fue el momento en que Óscar Cardo coincidió con miembros de Sarabastall y el conocido Sebastián Álvaro, creador del programa de TVE ‘Al filo de lo imposible’.

Se reunieron el personal de Sarabastall, Óscar Cardo y Sebastián Álvaro para acordar la enseñanza a los porteadores y también crear el primer equipo femenino de alpinismo (programa ‘Chicas en altura’). Así que desde hace tres años adiestran a porteadores y porteadoras de la zona.

Este verano Óscar Cardo ha hecho su tercer viaje a aquella zona de Pakistan, junto a Baín Gutierrez, jefe del Greim (Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña de la Guardia Civil) de Aragón; y el talaverano Álvaro Corrochano, militar destinado en el refugio militar de Candanchú. Los dos contaron con la colaboración de Sebastián Álvaro.

La Fundación Sarabastall forma en la escalada a los porteadores del Valle de Hushé.

La Fundación Sarabastall forma en la escalada a los porteadores del Valle de Hushé.

Formación a las nietas de Little Karim

Antes, el mejor escalador de Pakistan, Little Karim, les pidió que formasen como escaladoras a sus nietas, si estas querían. Desde entonces la Fundación Sabarastall ha becado la carrera formativa de estas chicas. Una de ellas, Mina, ha acabado turismo y hospitabilidad; ya es la primera mujer que ha vuelto a Hushé con una carrera para crear su propia empresa de aventura. De hecho, los miembros de Sabarastall ya escalan con las nietas de Karim. Otra nieta estudia enfermería con una beca de la Fundación maña, que ha abierto una sede en Albacete. Sabarastall se financia exclusivamente con donaciones y sus miembros corren ellos mismos con los gastos de sus expediciones.

Sabarastall, informa Cardo, beca todo el ciclo formativo de cada niño, se cual sea, incluida una carrera. Hasta ahora han becado a unos 170 jóvenes estudiantes.

«Hushé es el último pueblo del mundo, dentro de las montañas más inaccesibles, las de la cordillera del Karakórum. Se llega en todo terreno. No hay luz ni agua corriente y el duro invierno dura ocho meses, tan duro que están a 30 o 40 grados bajo cero durante todo el día. Las casas no tienen chimenea para que no se escape el calor. Viven en la edad de piedra», explica Cardo.

Los hombres, en verano, ganan unos pocos euros, para subsistir todo el año, escalando como porteadores a cimas de hasta 8.000 metros. Llevan cabras, gallinas, con material muy poco y malo y muy escasa formación técnica. Caminan sobre la nieve en chancletas, con unos calcetines. Sufren congelaciones, males de altura, amputaciones de dedos. Se dejan la vida por 100 euros, ya que allí la vida cuesta 1.500 euros al año. Sobreviven con arroz, trigo. «Son muy pobres y les pasa de todo», cuenta.

La formación que Sabarastall les proporciona ayuda a unos hombres y mujeres «que son los mejor adaptados a la altura que hay en el planeta, según estudios de genotipo», revela el bombero y alpinista de Albacete.

Óscar Cardo y el encendido ¡hola! a los españoles.

Óscar Cardo y el encendido ¡hola! a los españoles.

«¡Hola!» a los españoles

Añade Cardo que en el Valle de Hushé, donde reina el analfabetismo y cada familia tiene una media de 8 hijos, saludan a los españoles con un «hola», tras el impacto que el proyecto de esta fundación está teniendo en aquellas tierras remotas, 24 años de labor a cargo de profesores y sanitarios de una humanidad impagable.

Este magnífico proyecto de Sabarastall cuenta este año con el apoyo económico de la Federación de Montaña de Castilla-La Mancha y la Diputación de Albacete.

Óscar Cardo, jefe de dotación de bomberos en el Ayuntamiento de Albacete, también es arquitecto técnico y, como ha quedado bien claro hasta ahora, alpinista, con una dilatada trayectoria sus 47 años. En 2006 fue uno de los primeros castellanomanchegos en subir el Everest por la cara norte. En 2020 lo volvió a intentar, esta vez con Álex Txicón, pero «salió todo mal«, ya que tuvo un percance a 7.000 metros que casi le costó la vida (sufrió un cólico al riñón). Entonces tuvo que ser rescatado antes de ser hospitalizado en Katmandú.

Rescatado y hospitalizado en Katmandú el bombero albaceteño Óscar Cardo

Muy crítico con la forma muy cómoda (relativamente hablando) de hacer los ochomiles en la actualidad, Óscar Cardo recuerda las últimas aventuras alpinistas realizadas en el tercer viaje a Hushé, ya que también les quedó tiempo para hacer deporte tras la labor solidaria, como la ascensión, en el collado del Gongodoro, a la ‘Sabarastall Braq’ (así la bautizaron, en tributo a la Fundación), una aguja de granito de 5.200 metros y una subida virgen, «una actividad de alpinismo como la copa de un pino», asumiendo todos los riesgos de este deporte.

Otra actividad que llevaron a cabo en este tercer viaje fue la instalación de una tirolina en el río Hushe, ya que el puente que había anteriormente fue destruido por la fuerza del agua. Era un paso fundamental usado por cientos de personas para progresar por ese valle.

El grupo de la fundación colaboró también en las tareas de mejora y equipación de la instalación existente en el collado del Gondogoro (5.622 metros) mediante cuerdas y anclajes.

El viaje sirvió además para mantener reuniones con los responsables del Parque Nacional del Karakórum (CKNP) y el Comité del Valle de Hushé, a quienes expusieron la problemática de los accidentes en la zona y la forma de minimizarlos.

La Fundación Sarabastall instaló una tirolina en el río Hushé.

La Fundación Sarabastall instaló una tirolina en el río Hushé.

 

Óscar Cardo, sacando pecho por sus orígenes en una de las zonas más remotas del planeta.

Óscar Cardo, sacando pecho por sus orígenes en una de las zonas más remotas del planeta.

 

Medio centenar de porteadores pakistaníes aprenden un oficio seguro gracias a Óscar Cardo y la Fundación Sarabastall.

Medio centenar de porteadores pakistaníes aprenden un oficio seguro gracias a Óscar Cardo y la Fundación Sarabastall.

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