Se llama Cristina Sánchez y es de Campo de Criptana (Ciudad Real). Tal y como informó el diario Marca, Cristina es una estudiante de comercio internacional que está haciendo historia en el deporte universitario de Estados Undios al practicar con éxito tres deportes, fútbol, baloncesto y tenis, todo ello en el seno de la NCAA, que es la asociación que engloba a todas las entidades que organizan la mayoría de los programas universitarios en aquel país.
Con 24 años, es la primera mujer en la historia de la Primera División universitaria estadounidense en enrolarse en tres disciplinas deportivas distintas, las tres de un nivel «top».
Empezó a jugar al tenis a los 19 años en Barcelona antes de entrar entre las 600 mejores del mundo. Pero le «costaba dinero».
La posibilidad de una beca en una universidad, 42.000 dólares anuales para licenciarse en comercio internacional, la llevó, de la mano de AGM Sports, a enrolarse en el equipo de tenis de la Universidad de Maryland, pero acabó jugando primeramente en el de fútbol.
“Llegué con la temporada iniciada y no podía competir en tenis. Casualmente camino al aeropuerto le comenté a mi entrenador que me gustaba el fútbol, por lo que me propuso entrenarme con el equipo de fútbol de Maryland para no perder la forma. Convencí al técnico de fútbol y me gané un puesto”, cuenta Cristina, ‘CS’ o ‘Q’ para sus compañeras, desde la texana localidad de College Station.
En el equipo de fútbol de Maryland jugó de delantera, pero tenía pocos minutos al ser novata. Pero se consagró como una estrella en el tenis, llevando a Maryland a cotas históricas a las que nunca había llegado. Pasó dos rondas nacionales y metió a su universidad en el Top 30 cuando antes nunca había estado en el ránking nacional.
Su entrenador de tenis en Maryland fichó por Texas A&M y ella se fue bajo su paraguas. Le ofrecieron jugar a los dos deportes, pero «montaron un equipo para llegar alto» y su entrenador no quería que se lesionase jugando al fútbol.
LLEGÓ AL TOP 3 NACIONAL EN TENIS
Fue un acierto, ya que llegó a ser en tenis Top 3 nacional, y su equipo pasó a jugar la final nacional, que perdió contra Stanford. «Fue impresionante. No nos lo creíamos. Hicimos historia y en la universidad parecía que se caía el mundo», cuenta ella.
Con un año de beca de tenis por delante, y sin posibilidad de ser elegible al haber cumplido su ciclo, el entrenador de fútbol intentó su fichaje. Problemas burocráticos lo impedían excepto si le concedían una beca en otro deporte. Hablaron con Gary Blair, y el técnico del equipo de baloncesto se mostró encantado con la propuesta.
Así, fichaba por las «Aggies», que juegan cada partido ante 13.000 espectadores en el Reed Arena y es uno de los 16 mejores equipos de la NCAA, a una española de 1,70 metros y 24 años que no jugaba a baloncesto desde niña… y nunca a nivel competitivo.
Mientras tanto, está ayudando al equipo de fútbol de Texas A&M a ganar su conferencia por primera vez antes de llegar al torneo nacional.
Cristina ya piensa en el futuro: «Cuando me licencie en la NCAA buscaré un patrocinador del ambiente de la universidad, para volver a intentar el salto al tenis profesional. Con el nivel de tenis que ahora tengo podría hacer más cosas que cuando dejé España. No quiero quedarme con la duda», concluye.