La Vuelta a Toledo cumplirá este año el medio siglo de vida, la última con la dirección de su paisano más ilustre en el mundo del ciclismo, Federico Martín Bahamontes, principal valedor de la prueba, que contará con cuatro etapas del 8 al 11 de agosto.
«Llegar a la 50ª edición supone un sacrificio muy grande», explicó Bahamontes, de 87 años y primer ganador español del Tour de Francia en 1959, a Efe; Bahamontes se mostró orgulloso de lo conseguido hasta la fecha: «Ahora mismo tenemos 16 equipos pero podría coger 15 o 20 más» ante la gran espectación que genera la prueba.
Sin embargo, sacar una ronda de estas características cada vez se presenta como un reto más difícil, «hoy en día no hay, ni se están organizando carreras amateur, y se está perdiendo», declaró Bahamontes, «los equipos de la demás regiones están sin poder correr carreras».
En el pasado ilustres participantes pasaron por las calles de Toledo, como Miguel Induráin, ganador de dos etapas, que verá a su hijo, también Miguel como su padre, disputar una carrera donde ya estuvo presente el año pasado. Otros ganadores más recientes que posteriormente dieron el paso a profesional con gran éxito fueron Juan Antonio Flecha, retirado recientemente, y Daniel Moreno, todavía en las filas de Katusha, que vencieron la clasificación general en el año 1999 y 2003 respectivamente.
Equipos nacionales como el Caja Rural, el Fundación Alberto Contador, o internacionales, como los franceses del Blagnac Velo, los holandeses del West Frisia o los portugueses del Cartaxo, serán parte de la lista que conformarán los participantes de la ronda toledana.
«Ahora mismo el hándicap más fuerte en la vuelta a Toledo es el calor. Todos los años el termómetro no para de subir y eso rinde en contra de los corredores», explicó el ‘Águila de Toledo’, que con 87 años vivirá la última edición de la carrera de su tierra como promotor principal de la misma.
SIETE MALLOTS EN JUEGO
Siete maillots se pondrán en juego, la general, la regularidad, el premio de la montaña que tantas veces paseo Bahamontes en París, las metas volantes, esprints especiales, el mejor castellano-manchego y el mejor corredor sub-23. «Cuando te cambias el maillot que no es el de tu equipo, vas más deprisa», declaró Bahamontes, «coger un maillot y defenderlo es increíble. Es el mismo corredor, es la misma etapa y es todo, pero el color que se pone es distinto».
Cuatro etapas, con el segundo día como la jornada más larga (145 kilómetros), y el tercero con el alto del Cerro del Emperador de primera categoría, gran puerto de esta edición de la carrera. «Aquí todo el mundo en las etapas, como son cuatro días, quiere colocarse delante, y en carrera nada más bajo la bandera de salida, ya está la batalla armada», advirtió el ganador en seis ocasiones del premio de la montaña en el Tour de Francia.
A pesar de todo no pueden dar cabida a todos los equipos que buscan participar en la carrera castellano-manchega. «A la vuelta todo el mundo quiere venir, pero las carreteras no son tan anchas como en otros sitios, en el campo amateur tenemos que elegir carreteras secundarias, no podemos entrar en una autovía», por lo que se reduce el número de participantes.
Bahamontes también tuvo tiempo de recordar algunas de las anécdotas que precedieron a la conquista de su único Tour de Francia, el primero con color español de la historia. «Yo llegué a la Vuelta a Suiza antes del Tour después de 36 días sin montar en bicicleta, y en la primera etapa perdí ocho o diez minutos, al día siguiente llegué en el paquete y al día siguiente conseguí ganar la etapa», explicó el exciclista toledano cuyas historias pueden leerse en el libro ‘La sombra del águila’, que se editó con motivo del 50ª aniversario de su victoria en París.