sábado, 23 de noviembre de 2024
22/03/2015junio 8th, 2017

Roberto López-Rey García, polaneco, 15 años, vencedor ya en una Copa de Mundo de kárate, ganador ya del Premio más importante de la Diputación de Toledo, jovencísimo deportista que tiene un desparpajo verbal que sorprende a su edad, cuenta con gracia que le «dio miedo» el primer combate al que asistió, allá cuando tenía cinco años, pero volvió al tatami para ser una de las promesas nacionales de este deporte.

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Menudo desparpajo tiene a sus 15 años, cómo se maneja hablando (que para sí quisieran muchos deportistas jóvenes y maduros), qué brillante futuro tiene Roberto López-Rey García, recientísimo Premio Diputación de Toledo, premio que no se esperaba, de hecho ni siquiera sabía que existía, máxime «los campeones del mundo y de europeos» con los que competía, reconoce.

Una asistente a la Gala del Deporte de la Diputación comentó que el joven karateka eclipsó a todos los demás premiados con sus palabras. No es de extrañar. Se maneja con una soltura y una madurez que aseguran el brillante futuro que tiene por delante. Sobre el premio, dice: «Me pilló de sorpresa. Es un apoyo, sirve para apreciar que te tienen en cuenta, y para pensar que si lo has conseguido una vez, por qué no más veces».

Y eso que comenzó en el kárate de una forma «graciosa», recuerda. «De niño sentía que necesitaba hacer deporte, así que a los cinco años me acerqué a ver un combate de kárate, pero con esos gritos y movimientos… me asusté y me fui». Le dio por el tenis, pero menos mal que pasaron tres años, volvió y, tras recibir los parabienes que tiene el kárate según el medalla de bronce europeo Francisco García, ya no ha dejado este deporte hasta hoy, de tal manera que ya no quiere dejarlo porque para él es «una forma de vida», afirma.

SUS CREDENCIALES

Desde entonces no le ha ido precisamente mal. Campeón de España juvenil en 2012, campeón de España cadete en 2014, ganador cadete de la Copa del Mundo en Umag (Croacia) en 2014 y campeón del Proyecto Mundial Toledo-Valencia (una especie de concentración a cargo del seleccionador César Martínez). No le ha dado tiempo a más porque es muy joven.

Es natural de Polán (Toledo) y se entrena en la Escuela toledana Kidokan, cuna de figuras, tanto en su pueblo como en Toledo capital, bajo la batuta de su mentor, Álvaro Jiménez, excampeón del Europa universitario y uno de sus referentes junto al campeón de Europa y del Mundo Matías Gómez y el cuatro veces campeón del mundo y ocho de Europa Rafael Aghayev.

La precoz madurez de este gran karateka polaneco le llevan a destacar las virtudes del kárate para el cuerpo y la mente y también en su carácter de defensa personal.

Tiene muy claro que quiere seguir con el kárate a toda costa por muy difíciles que estén las cosas para acceder a ayudas oficiales, circunstancia agravada por el hecho de que el kárate no sea deporte olímpico. Cursa cuarto de la ESO y es ambicioso sobre su futuro profesional ya que le gustaría ser ingeniero aeronáutico, pero sin abandonar el kárate.

«¿Y AHORA?

¿Y ahora qué? Roberto López participa este mismo fin de semana en el Proyecto Mundial de Murcia, tomará parte en el Campeonato de España por clubes a mediados de mayo con su escuela Kidokán, intentará revalidar su vigente título en la próxima Copa de Mundo de Croacia, en verano y, como gran reto, se plantea ir al Campeonato del Mundo de Indonesia, en noviembre, ya en categoría júnior (es cadete de segundo año y deja de serlo en verano). «Es complicado por el gran nivel que existe en la categoría júnior», comenta.

Pero es acabar de escucharle y saber que este cinturón negro de kárate no se arrugará. Con «la más absoluta de las certezas», que diría el político más al uso.

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