El piragüista talaverano Paco Cubelos reflexiona tras su decepción por el octavo puesto logrado en la final del Mundial, en el K-1 1.000. En realidad no se explica qué le ocurrió en la parte final de la carrera, donde él suele dar lo mejor de sí. En vez de eso, se desfondó. Máxime cuando se veía con una «inmejorable oportunidad» para lograr el oro, se sentía fuerte, e hizo una primera parte de la prueba muy buena, a él, que le cuesta coger los primeros puestos en los primeros metros.
Pero en seguida se rehace, valora lo conseguido, asegura que «a veces darse un buen palo ayuda a levantarse» (se refiere a su gran autocrítica vertida en twitter tras la final) y concluye que la decepción «no empaña para nada» su «sueño de lograr una medalla en los Juegos de Río».
Por la forma de reaccionar tras su octavo puesto en la final del Mundial y por sus palabras a encastillalamancha.es, se advierte que el palista talaverano Paco Cubelos seguirá llegando lejos. A su juventud se le une una gran madurez deportiva y personal.
Este diario ya daba cuenta de la airada -consigo mismo» decepción de Cubelos en su cuenta de twitter cinco horas después de la carrera. Ayer este diario estuvo todo el día detrás de él. No había manera. Qué raro. ¿Estaría tan mal que…? No había duda, estaba de viaje de regreso. Él mismo fue el que devolvió la llamada en cuanto llegó a casa.
«Quizá haya que saber darse un pequeño palo de vez en cuando para luego levantarse mejor, no siempre hay que echarse flores. A veces viene bien una pequeña caída…», contestaba ayer más reflexivamente.
Y es que llama a atención su alarde de autoexigencia y de honestidad vertido en las redes sociales, algo muy poco frecuente en los deportistas de élite como él. Maxime teniendo en cuenta que se veía «muy bien, con posibilidades de lograr el oro, todo estaba de cara para ello», confiesa.
¿Qué pasó entonces? Sigue siendo sincero al decir que «no hubo excusa» y que no sabe lo que le ocurrió. Cuenta que lo que le falló fue el final, precisamente lo mejor que tiene. «Empecé muy metido en la carrera, salí muy fuerte, arranqué rápidamente, cuando a mí siempre me cuesta andar a la cabeza al principio, pero esta vez no, iba de los primeros a mitad de la prueba», relata.
A partir de entonces confiaba en su cambio al final, en su sprint, con el que suele dar lo mejor de sí. Por eso esperó a cambiar el ritmo en los últimos 200 metros. «Iba cerca del primero y cuando tenía que subir, perdí posiciones. Muscularmente no iba bien. Fue extraño, pero no hay excusa», añade.
Un exceso de gasto de energía en una parte de la carrera en la que no suele ir de los primeros no es la causa de su derrumbe, ya que asegura que iba «cómodo».
Pero Paco Cubelos ya ha levantado la cabeza: «No me sirve de nada hostigarme, hay que saber sacar algo positivo. Esto no va afectar para nada a mi sueño de lograr una medalla en los Juegos de Brasil», afirma.
Porque sabe que en la élite de su especialidad, el K-1 1.000, cualquier mínimo error puede ser fatal. Ahí si no tiene el fatal ejemplo del que era el gran favorito para la final, Max Hoff, el ganador del Mundial 2013: en el Mundial de 2014 ha quedado noveno, por detrás de Cubelos.