sábado, 23 de noviembre de 2024
21/11/2013junio 12th, 2017

2:57:41″. objetivo cumplido, bajar de las tres horas. El corredor ciego talaverano Ricardo de Pedraza, que corría su primer maratón en la importante cita valenciana, logró con gran éxito el doble objetivo que se planteaba: lograr el pasaporte para la Copa del Mundo de Londres y estrenarse en los 42 kilómetros con las mejores sensaciones.
Hasta el punto de que, pasado el kilómetro 30, se preguntaba dónde estaba ese mal momento que le habían dicho que iba a llegar. No le llegó.

«Y yo me preguntaba: ¿Pero dónde está el tío del mazo?»


Quien se hacía esta pregunta era Ricardo de Pedraza, atleta ciego, talaverano, que consumó con éxito el prestigioso Maratón de Valencia en 2:57:41″, marca (debía hacer menos de tres horas) que le confiere el billete para participar en la Copa del Mundo de Londres, que se celebrará en abril de 2014.

Era su primer maratón y la experiencia le resultó soberbia. La pregunta con la que arranca este artículo se refiere a que, tal como él mismo explica, pasado el kilómetro 30 «dicen que te da un golpe muy gordo que hay que superar». Pero a él no le llegaba. Iba tan bien, de la mano de sus guías Ambi y David Magán que, pasado ese umbral, quería apurar más.

Ricardo de Pedraza explica que en la fase final de la carrera los atletas van tan al límite que van «como en trance, no oyen nada». Fue por eso que no escuchaban las indicaciones de los guías que alertaban de que iba «¡un ciego, a la izquierda!», como alertaban los guías, máxime en un circuito que, a la manera del Tour de Francia, se estrecha en los metros finales.

Resultado: De Pedraza llegó en el puesto 121º en meta en su categoría de veteranos B, el 506º en la clasificación general entre un total de 11.300 corredores, y lo más importante: que estará en la Copa del Mundo y acabó con unas «sensaciones muy buenas», afirma.

«Ha sido una experiencia increíble. Se confirma que el maratón es mi prueba preferida. Fui muy cómodo y eso que empecé con mucha precaución. Me ha encantado», concluye el talaverano, de 42 años, que vive una segunda juventud corriendo la prueba en la que se siente más cómodo: el maratón.

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