Corzos, ciervos, jabalíes, palomas… Los animales salvajes se pusieron las botas con los cultivos de girasol de Carlos, un agricultor de Asaja Cuenca, en Villarejo de la Peñuela y Villar del Horno.
El agricultor conquense salió al campo para comprobar en qué estado se encontraban sus pipas y se encontró con una desagradable sorpresa. Una gran cantidad de tortas de girasol estaban arrancadas por completo y habían sido la cena de los ciervos y corzos. Además, muchas de las plantas estaban tronchadas por culpa de los jabalíes. Las palomas torcaces también vieron en la parcela de Carlos su buffet libre y se comieron las pipas.
En una publicación en las redes sociales, Asaja Cuenca denunciaba que estos desperfectos «ya se empiezan a notar» y mostraba con una serie de fotografías «el panorama desolador» que encontró Carlos.