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04/05/2013junio 12th, 2017

Mucho tiempo ha pasado y muchas cosas han cambiado desde que Anro, empresa de Tomelloso (Ciudad Real), comenzase a andar a finales de los años 50 del siglo pasado. Cuando nació, dedicada al metal, se centraba fundamentalmente en aperos de labranza, cerrajería, rejas… Poco a poco se fueron adaptando a los nuevos tiempos hasta convertirse en una de las empresas más destacadas de Castilla-La Mancha. Rafael Rodríguez, director gerente de Anro, asegura que todo se ha logrado gracias a la adaptación y a la inversión. Eso sí, reconoce que esta crisis, la actual, es la peor que ha visto nunca. Ésta es la historia de un gigante de la industria metálica.

Anro ha pasado de las antiguas fraguas allá por los años 50 del siglo pasado a despuntar en el sector de la industria metálica. Aquellos años eran los de trabajar el metal realizando aperos de labranza o trabajos de cerrajería. Poco a poco fueron incorporando otros productos como barandillas, puertas metálicas, rejas… Posteriormente, llegó el momento de hacer estructuras metálicas. Empezaron con edificaciones pequeñas hasta que en los años 90 dieron el gran salto, el salto hacia las pasarelas, los puentes, los centros comerciales…


«Es el proceso natural, de avance, de una empresa que lleva más de 50 años en el mercado», comentaba Rafael Rodríguez, director gerente de Anro.

Rafael puntualizaba que «nos hemos ido adaptando a los nuevos tiempos y, lógicamente, invirtiendo en nuevas tecnologías y en personal para lograr que la empresa creciera».

Hace unos 13 años llegó la segunda generación a la empresa y, con ella, nuevas ideas, nuevas apuestas. Fue el momento de realizar importantes inversiones en las instalaciones y el de intentar llegar a proyectos a los que antes no accedían e, incluso, se apostó por buscar alternativas fuera de España.

«Estamos en Georgia, Chile, Perú… Aquí (en Tomelloso) se desarrolla el proyecto, se fabrica, se rearma todo, se diseña para que pueda entrar en los contenedores, se cargan y se envían al destino», explicaba Rafael. Un proceso, sencillo en la teoría, que supone muchas horas de trabajo y esfuerzo.

2013, EL PESO DEL MERCADO NACIONAL

A diferencia de lo que está pasando en otras empresas, en Anro el peso del trabajo está este año en el mercado nacional. Rafael aclaraba que es porque les han adjudicado dos o tres proyectos importantes, de ahí que este año el peso de la internacionalización roce el 10 por 100.

Sin embargo, durante los años de crisis el peso fue más alto, al llegar incluso al 70 por 100 en 2011.

LA PEOR CRISIS DE TODAS

La crisis económica actual es «la peor de todas», comentaba Rafael, quien reconocía que en otras hubo ciclos de cuatro o cinco años buenos y otros tantos malos, pero ahora «hemos estado muchos años subiendo y la caída es mucho mayor».

A pesar de que trabajo no falta, «estamos también afectados por la crisis». De hecho, en el primer semestre de 2012 tuvieron que reducir «un poquito» la plantilla, aunque afortunadamente a finales de año la consiguieron recuperar.

«La situación de la economía es bastante complicada, pero nosotros podemos mantener a gente, que es lo que queremos, intentar mantener la fortaleza nuestra con nuestra gente, nuestro personal, y esperemos que en dos o tres años cambien las cosas».

Se trata de «adaptarnos, acoplarnos y amoldarnos a lo que tenemos», matizaba Rafael, quien asegura afrontar 2013 con todo el ánimo y la fortaleza que tenía en 2010. Además, «nuestra empresa rebosa optimismo».

RETOS PARA EL PRESENTE AÑO

Entre los proyectos de futuro próximo, probablemente amplíen un poquito, «pero no mucho», su plantilla de trabajadores. De hacerlo sería en el segundo semestre del año.

En cuanto a los trabajos, Anro está terminando el pabellón de las Palmas de Gran Canaria donde se celebrará el mundial de baloncesto en 2014. Además participarán en el centro de arte Botín de Santander, un gran puente en Alcoy (Alicante) o el futuro palacio de congresos de León.

Una empresa cuyo sello metálico se puede ver en obras ya realizadas como, por ejemplo, la cubierta del Bernabéu, que la reconstruyeron hace unos cuatro años, o importantes centros comerciales como el Puerto Venecia de Zaragoza, considerado el mayor de Europa.

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