El Servicio de Estudios del BBVA ha previsto un crecimiento del 1,3 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de Castilla-La Mancha este año 2024 y un 2,7 % en 2025, lo que provocaría que la tasa de paro se reduzca al 12,2 % y se creen 42.000 puestos de trabajo en estos dos años.
Así lo han señalado el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, y el director Territorial Centro BBVA, Juan Carlos Hidalgo, en una rueda de prensa virtual para presentar el informe económico ‘Situación Castilla-La Mancha’.
Cardoso ha destacado que, según el informe, «la economía irá de menos a más» con una «mejora progresiva» conforme pase el 2024 y en la medida en que la agricultura deje de «lastrar» el crecimiento en la comunidad autónoma mientras que el resto de sectores continuará con su aportación positiva.
Recesión en países clientes y alza si mejoran previsiones en el campo
El economista jefe para España de BBVA ha recalcado que los principales mensajes son los siguientes:
- La economía se ha visto «lastrada» por la caída de la agricultura y el crecimiento de Castilla-La Mancha durante el año 2023, del 2 %, ha continuado por debajo del observado en el conjunto de las comunidades autónomas (2,5 %).
- Para 2024 hay distintos factores que harán que el avance de la economía se mantenga «relativamente moderado», alrededor del 1,3 %, y en particular se observa una desaceleración en la creación de empleo y que el impacto del incremento de tipos de interés afecta a ciertos sectores en la utilización de créditos como la venta de viviendas.
- El «estancamiento» o incluso «recesión» en algunos de los principales socios comerciales de la economía castellanomanchega hace que las exportaciones de bienes caigan, sobre todo por la menor producción agroalimentaria por la sequía, o que el flujo de turistas se ralentice.
- Hacia 2025, se prevé la aceleración de la actividad económica en la medida en que se normalice la situación del campo y si se da un año normal o por encima de lo normal en términos de lluvia, esto implicaría un sesgo al alza sobre la previsión actual del 2,7 %, por encima del conjunto de España (2,5 %).
- Si se cumple este escenario, se estima que se crearán alrededor de 21.000 puestos de trabajo por año (42.000 en los dos años) y que la tasa de paro se reduzca a alrededor del 12 %.
- Existe el riesgo climatológico, la posibilidad de que no haya una recuperación intensa en países importantes para el comercio de las empresas castellanomanchegas como Alemania, la posibilidad de que la inflación no caiga tan rápido, que se reduzca la mejora del poder adquisitivo que se espera para los hogares o no se ralentice la reducción de los tipos de interés.
Prolongación de la sequía e impacto en el sector agrícola
Preguntado por el impacto de la sequía en el sector agrícola y en sus previsiones económicas si se prolonga la situación actual, Cardoso ha respondido: «No somos meteorólogos y si ya es difícil hacer predicciones acerca de la situación económica, más sobre el tiempo».
Con todo, ha incidido en que lo que estiman es que la contribución del sector agrario no va a ser tan negativa como en 2022 y que estará «en línea con la del resto de sectores», al tiempo que ha añadido que si llueve, pondría un sesgo positivo sobre la actividad y se recuperaría parte del crecimiento perdido, entre dos y tres puntos porcentuales del PIB en el acumulado de 2022 y 2023.
«La caída en la producción agrícola ya ha sido bastante significativa con la sequía, el impacto del aumento en el coste de transporte y la moderación en el crecimiento de la demanda. Esto ha hecho que el tamaño del sector se reduzca todavía más. Adicionalmente, las empresas grandes mantienen sus operaciones y son las responsables de la mayor parte de la producción. Por lo tanto, no se espera un impacto en la actividad importante, a menos que se extiendan en el tiempo y empiecen a incluir a otros sectores», ha señalado Cardoso.
Por otro lado, preguntado por encastillalamancha.es sobre el impacto de los fondos europeos Next Generatio, desde BBVA explican que «lo que se ha observado es que la licitación y adjudicación de proyectos ha alcanzado una velocidad de «crucero» y todavía falta un par de años para que se tengan que gastar los fondos».
«Por lo tanto, es posible que esa aceleración lleve a un impacto importante en los próximos dos o tres años. A partir de ahí, efectivamente, podría darse una reducción del impulso fiscal, pero, por otro lado, se tendrán los beneficios de los proyectos desarrollados, como el incremento en la producción de energía renovable, la reducción del precio de la electricidad, la mayor eficiencia en el uso de energía, o la digitalización de las empresas», ha apuntado Cardoso.