Con datos más propios del Guinness que de una entidad financiera en este país y en esta época, Andrés Gómez Mora encara su séptima reelección como presidente de Caja Rural CLM. Atrás quedaron los tiempos en los que tenía rivales, como la primera vez que se presentó, en la que recuerda que él, un hombre del campo y las cooperativas, se enfrentaba «a un profesor (que era el presidente en aquellos momentos) y a un ingeniero». Y es que en las cooperativas estaba y está su fuerza. La mayor parte del tiempo del casi cuarto de siglo que lleva al frente de la entidad financiera tocó luchar contra los elementos y ser los segundones. Gómez Mora recuerda esas etapas y repasa lo mejor y lo peor de su presidencia, de la que hace un balance humilde cuando le preguntamos qué cree haber aportado a la Caja en 24 años. «Estabilidad, serenidad en los momentos difíciles… Y poco más».
¿Por qué repite si se podría ir por la puerta grande y ahorrarse unos cuantos años de dificultades? Las conversaciones con el director general, Víctor Manuel Martín y con el Consejo, así como su deseo de no abandonar en tiempos convulsos, inclinaron la balanza al sí quiero. De todo ello habla en las próximas líneas y en la entrevista que publicamos íntegra en portada.
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¿Se arrepiente de algo o ha pensado que hay cosas que debió hacer de otra manera?
Por supuesto hay cosas que… Pero nacemos una vez nada más. Fallos en una gestión tan dilatada como la mía sé que los he tenido. Pero al final, estoy convencido de que prima más lo. Aquí hay que tener mucho cuidado con los fallos, yo el primero, tanto de no herir a las personas como de no poner en riesgo la viabilidad de la entidad.
“CREO QUE HE APORTADO ESTABILIDAD Y SERENIDAD EN MOMENTOS DIFÍCILES… Y POCO MÁS”
¿Qué cree haber aportado a la Caja el olivarero que llegó de Mora hace 24 años y que no ha encontrado rival capaz de desplazarle del puesto?
Posiblemente poco. Yo creo que hemos mejorado sobre todo en la relación institucional. Hemos mantenido una relación impecable con las instituciones y con todas las personas que han pasado por ellas, que era algo que no estaba claro en esta entidad. Viene a la Caja a aprender, he sido un devorador de lecturas y creo que he aportado una estabilidad, estas son instituciones que cuantos menos cambios mejor. No viviré lo bastante para agradecerlo, sobre todo a mi cooperativa. Sin mi cooperativa a mí nadie me hubiera conocido en este mundo financiero y bancario. Y poco más… Yo soy humilde y creo que aportado muy poco a esta casa, quizás serenidad en los momentos difíciles. Moralmente yo creo que ésta no debe ser solo una casa de comprar y vender dinero, sino que hay que practicar la responsabilidad social que tenemos y hay que ayudar a la gente y ahora más. Eso tiene que ser el hecho diferenciador entre una cooperativa de crédito y cualquier otra entidad financiera al uso.
Se le reconocen algunos méritos. Por ejemplo, haber cuidado las formas y haber sido el mejor embajador de la Caja para que la entidad llegara donde antes no la recibían, además de haber practicado las buenas relaciones con todo el mundo, tanto grandes como pequeños.
Pero es que eso es como debe de ser. Yo siempre digo que lo dos grandes dones son la humildad y el trabajo. Hay muy poca gente que sepa aprovechar este don precioso que nos da el de arriba y yo soy una persona agradecida, porque creo que la vida me ha dado más de lo que yo he aportado, empezando por mi cooperativa.
“EN MI PRIMERA ELECCIÓN FUIMOS TRES CANDIDATOS”
No siempre han sido una entidad tan poderosa y tan visible en el cuerpo financiero de CLM. ¿Fue difícil hacerse notar al principio?
Pues fue difícil…
¿Tuvo que peregrinar mucho?
Fue difícil, fue difícil. Empezando por mi entrada en esta casa. Mi primera elección fuimos tres candidatos, el presidente entonces, que era un profesor; un ingeniero, que era don Marcelino Casas, y Andrés Gómez Mora era un agricultor, un olivarero que venía de Mora y que el único bagaje que podía aportar era el de llevar muchos años al frente de una cooperativa que estaba bien gestionada, creciendo y creo que, aunque parezca inmodestia, es ejemplar en Castilla-La Mancha. ¿Qué tenía? El cariño de la gente que me conocía. Me sentiré eternamente agradecido a esta casa.
No todo han sido siempre buenos resultados en la Caja…
Había que marcar una línea de seriedad y como hubo un tiempo que esa línea no estuvo, nos hizo padecer una crisis de cierta importancia, entre los años 92 y 94. Luego, al final del 94 se produce la incorporación de Rafael Martín Molero a la Dirección General y se implanta esa línea que había que marcar y había que marcar con hechos. Yo estoy convencido de que el tiempo pone a cada uno en su sitio y creo que en este puzzle de la vida el tiempo ha ido poniendo a cada uno en su sitio. Y hoy la entidad goza de una gran prestigio profesional, social y hasta moral. Y en eso no se puede decaer, hay que estar dando ejemplo día a día y hora tras hora. Y aunque yo no tengo nómina en esta casa, ése es mi trabajo. No tengo nómina, pero tengo unos gastos de representación, no voy a decir que vengo de balde… No voy a morir millonario, pero lo suficiente para vivir con los 580 euros que me tocarán de pensión como autónomo de la agricultura.