«Una habitación, otra habitación, levanta, lava, viste… otra habitación, otra más y, todo esto listo para que todos y todas puedan desayunar a la hora. Y después vuelve a empezar». Estas son las condiciones en las que desarrollan su trabajo diariamente las trabajadoras del sector de la Dependencia, un colectivo que, por estas circunstancias, presenta un elevado consumo de fármacos y psicofármacos para paliar sus dolores musculares y rebajar su nivel de ansiedad.
Estas son algunas de las conclusiones que se han dado a conocer hoy en la jornada «Tus derechos, la mejor medicina», que ha organizado CCOO en Ciudad Real con la participación de Chelo Cuadra, secretaria general de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO-CLM; Irene Álvarez, secretaria de Salud Laboral de FSS-CCOO; y José Rodríguez, de la Secretaría Confederal de Salud Laboral de CCOO, una jornada a la que han asistido 25 delegadas de CCOO en residencias de mayores, centros de día y viviendas tuteladas de la provincia.
Durante el acto celebrado hoy se ha presentado la campaña «Tus derechos, la mejor medicina», una iniciativa que recoge las conclusiones de nueve grupos de discusión y 24 entrevistas en profundidad realizadas en nueve ciudades españolas entre personal del sector (gerocultoras, limpiadoras, enfermeras, personal de medicina del trabajo y atención, servicios de prevención, representantes sindicales…); un colectivo que, por sus condiciones laborales, «presenta un elevado consumo de fármacos y psicofármacos para paliar sus dolores musculares y rebajar su nivel de ansiedad», indican desde Comisiones Obreras.
En cuanto a las formas de consumo, la campaña revela que se trata de un «policonsumo», ya que unos medicamentos llevan al consumo de otros para paliar los efectos de los primeros. Entre los fármacos que más consumen destacan los analgésicos o antiinflamatorios y los relajantes para aliviar el dolor muscular. Luego surgen los ansiolíticos para tratar el estrés y la ansiedad que sufren por las altas cargas y ritmos de trabajo ocasionada por unos residentes cada vez más pluripatológicos que suponen mayor grado de dependencia y por tanto de atención. Muchos de estos fármacos implican la utilización de otros como por ejemplo protectores gástricos, etc., para paliar los efectos secundarios de los anteriores. Los grupos de discusión y las entrevistas han revelado también que, en la mayor parte de los casos, analgésicos y antiinflamatorios no son recetados por un profesional, funciona mucho el boca a boca.
Para CCOO es imprescindible que se evalúen adecuadamente los riesgos a los que están sometidas estas trabajadoras, que se mejore significativamente la vigilancia preventiva de la salud y que se garantice una formación adecuada para cada puesto de trabajo, cubriendo aspectos técnicos en las residencias.
«Mejorar las condiciones de trabajo para que cumplan con los convenios del sector, pliegos de condiciones en las comunidades y ayuntamientos que se ajusten al valor real del servicio a prestar y una mejora de las condiciones salariales son condiciones indispensables para conseguir que este sector, en plena expansión, no se vea abocado al regreso a tiempos pretéritos, donde el derecho actual entonces era una dádiva», añade CCOO. Para este sindicato es fundamental el incremento de la financiación por parte de la administración del Estado, para equilibrar la financiación con las comunidades autónomas, que hoy podría superar el 80 por 100; por el contrario, el Estado no llegar al 20 por 100 de la aportación total.
Comisiones Obreras pone de manifiesto que todo este desequilibrio ha supuesto a las personas dependientes retrasos en la concesión de las prestaciones a las que tienen derecho, «pero además ha supuesto que las trabajadoras que desarrollan su actividad en este sector mantengan salarios por debajo da los 14.000 euros anuales; un sector altamente feminizado con más del 90 por 100 de los empleos ocupados por mujeres, con unas condiciones laborales muy precarias y con un alto índice de bajas laborales, donde las ratios de personal son insuficientes para garantizar una buena atención a las personas dependientes».
En Castilla-La Mancha, unas 15.000 personas, casi todas mujeres, trabajan en la atención a mayores; de las que 3.500 lo hacen en los 70 centros (residencias, viviendas tuteladas y centros de día) radicadas en la provincia de Ciudad Real.