El Aeropuerto Internacional de Ciudad Real podrá tener vuelos de pasajeros y de transporte de mercancías, después de haber recuperado el permiso de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).
Así, esta infraestructura multimillonaria dejará de ser solo un «cementerio de aviones» y podrá tener más actividad. Hasta ahora solo podían operar vuelos para operaciones de mantenimiento, desmantelamiento, reciclaje y vuelos de aviación ejecutiva de carácter privado.
Ahora CRIA, el gestor aeroportuario del aeropuerto, ha recuperado el servicio de seguridad privada, que prestará la empresa SMIA Seguridad, ha renovado el sistema de cámaras perimetrales de la infraestructura y ha revisado el Programa de Seguridad Aeroportuario (PSA), por lo que ha recibido el visto bueno de la AESA y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para volver a operar de forma comercial con seguridad.
De este modo, al aeropuerto ya no solo podrá llegar aviación ejecutiva de carácter privado, sino también de operaciones comerciales y así poder aumentar el número de operaciones.
De hecho, este visto bueno ya ha hecho que el aeropuerto tenga programados cerca de 40 vuelos en lo que queda del mes de octubre y en noviembre, algo que esperan que siga sucediendo en el futuro.
En busca de operadores de carga
Ahora CRIA está en plena búsqueda de operadores de mercancías que estén interesados en utilizar esta infraestructura que costó en su día unos 1.100 millones de euros y que cuenta con una terminal de carga de 7.000 metros cuadrados, incluido un Punto de Inspección Fronterizo.
Desde allí se pueden transportar productos perecederos de consumo animal y vegetal y zona refrigerada de la que dispone el aeropuerto. La localización estratégica del aeropuerto, en el centro de la península ibérica, en el eje Lisboa-Valencia y Madrid-Andalucía, le permite acceder en tres horas por carretera a aproximadamente 14 millones de habitantes, cifra superior al aeropuerto de Zaragoza (10 millones), el cual ha crecido a un ritmo del 28% anual desde 2005 hasta 2021 alcanzando las 195 mil toneladas transportadas y posicionándose como segundo aeropuerto carguero de España.
Su localización se ve apoyada por la infraestructura en si misma, la cual cuenta con una pista con distancia de despegue disponible de 4.060 metros y 60 metros de ancho, por lo que es capaz de acoger cualquier aeronave de transporte de mercancías.
Además, cuenta con más de 1.234 hectáreas de suelo industrial para desarrollos logísticos y aeronáuticos, y contará, en un futuro que la empresa espera que sea próximo, con acceso directo al ferrocarril de ancho convencional y de alta velocidad y con acceso a la infraestructura energética de gas y combustible de aviación. Para la conexión al ferrocarril, el año pasado se firmo de nuevo un acuerdo de intenciones con la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, ADIF y Renfe donde se plantearon una serie de frecuencias y horarios de operación.